65. Epitafio
¡Cuánta fuerza y qué poca puntería!
El cantero arquea las cejas cuando le tiendo la nota.
—Pues la señora quería que pusiéramos: “Aquí yace un apasionado de la caza; que persiguió la vida como a una presa; que se esforzó, se sacrificó, tuvo paciencia; que nunca se rindió por más empinada que fuera la pendiente, por más densa que fuera la maleza, por más profundo que fuera el bosque, por más dientes que tuviera el desafío. Uno al que sólo la más desafortunada de las desgracias fue capaz de arrebatárnoslo”… ¡Cómo se ha puesto cuando le he dicho que todo eso no cabría!
Dos pájaros de un tiro ;-). Muy divertido.
MIGUEL, la señora no dejaba puntada sin hilo, que buena historia. Suerte y saludos
Pues menos mal que tiene poca puntería que si no le toca hacer otro epitafio jajaja
Qué nos gusta dejar las cosas muy pero que muy claritas y viene un cualquiera y nos rompe las ilusiones condensando nuestros sentimientos más excelsos en cuatro palabras, jajaja.
Muy simpático tu relato.
Gracias por sacarme una sonrisa. Sigue lloviendo.
Saludos.
Y tenía muchísima razón el cantero, el epitafio, debe ser concreto y rotundo. y nunca una historia, ni un listado de todo aquello que hizo.
Mucha suerte, Miguel
Pues si no le cabe en una lápida, se le pone otra y punto. El cliente siempre tiene la razón.
Saludos, Miguel.
Me encanta verte por aquí Miguel, y por todos los sitios en los que te encuentre. Divertido y original, como nos tienes acostumbrados. Me ha gustado mucho. A ver si lo vemos arriba, que ya te mereces estar ahí con lo bien que escribes. Mucha suerte 🙂