43. Escondite (Blanca Oteiza)
La noche se hizo fría. Las estrellas se escondieron detrás de las nubes mientras contaba hasta diez. -Ya voy-dije a la vez que salia por el pasillo a oscuras como un explorador buscando su recompensa. El primer trueno sonó aún lejano cuando escuché unas risas debajo de mi cama. Me agaché y las risas se volvieron carcajadas; había encontrado el tesoro. Ahora me tocaba esconderme a mi. Los truenos acechaban la ciudad que resistía al asedio de los relámpagos. El cielo se encendía como si en las nubes hubiera una fiesta con luces de colores. Sin respirar casi y con la tripa metida aguantaba detrás de la puerta de la cocina. -Estás aquí mama- sonó la voz dulce que pronto calló con el trueno ensordecedor que se escuchó. La tormenta había llegado, la ciudad quedó atrapada en las redes luminosas y sonoras. Era el momento de acurrucarnos bajo las sabanas con dibujos de soles amarillos.
Muy visual, muy tierno y muy bonito. Un escena preciosa. Mucha suerte.
Gracias Juan Antonio.
Al final me ha quedado un cuento con una escena muy corriente cuando se tiene niños en casa.
Un saludo
Muy tierno ese perderse entre sábanas rodeados de soles amarillos. Un final donde la angustia deja de existir.
Un saludo
Rosa
Gracias Rosa,
Sí, qué mejor final que dormirse acurrucados con la madre entre soles que hacen olvidar la noche tormentosa.
Un saludo
El final de tu historia lo convierte en toda una preciosa paradoja, entre la tormenta se refugian bajo un sol de tela. ¡¡Y qué tierno ese juego!!
Gracias Lorenzo por tus palabras.
Sí, quise darle ese final a la historia; qué contrasta con la fría noche de tormenta, pues un sol amarillo!
Un saludo
Cuantos juegos de otra época que se van perdiendo porque los niños de hoy día son esclavos de la tecnología más onanista.
Muy divertido Blanca.
Un beso
Qué cierto Epi eso qué dices! Qué pena que tantos juegos a los que se jugaba hace unos años los niños de hoy en día ni sepan que existen.
Yo al escondite suelo jugar con mis peques de vez en cuando, y les encanta!
Un beso
Un tesoro compartido. La alegría aminora la tormenta.
¡Qué importa el mal tiempo de la calle si en casa tenemos soles por doquier!
Bonito y tierno relato. Dan ganas de achucharlo.
Besos.
Gracias Ana,
Sí, con el final quise poner ese toque opuesto a la tormenta y qué mejor que con soles amarillos.
Siempre es una gozada jugar con los hijos y es cierto que con los juegos puedes «distraerlos» de cosas que les de miedo.
Un beso
Gracias Virtudes,
Sí, qué importa el tiempo en la calle cuando el sol lo tenemos en casa!!! (no me refiero a las sábanas sólo, sino a los hijos).
Un beso
Hola , Blanca. Las descripciones de la tormenta me parecen muy buenas. El contraste de la tormenta con los soles amarillos bajo la sabana muy tierno. Un fuerte abrazo, amiga, Sotirios.(sotiriosmoutsanas.blogspot.com)
Gracias Soti,
Me alegro que te pases por aquí. Sí, busqué el contraste de los soles interiores con la tormenta del exterior.
Un abrazo
Las tormentas y los niños nunca se llevaron bien. Muy bien contado.
Saludos
Gracias Asun.
Tienes razón, no sé porqué pero normalmente los niños no suelen ser amigos de las tormentas.
Un saludo
Al principio es un poco inquietante esa tormenta. Pero esos soles amarillos del final sacan una sonrisa.
Bonita historia.
Suerte.
Gracias Esperanza por tus palabras y por leerme. Me alegro que te haya sacado una sonrisa. Un abrazo
Hola, Blanca.
Qué mejor escondite que ese con sus soles.
Es precioso por lo tierno y por lo bien contado que está.
Un besazo.
Muchas gracias Towanda.
Me alegro que te guste. Sí, qué mejor escondite y forma de terminar que acurrucados entre soles.
Un beso
Blanca, tu relato quería jugar al escondite conmigo, se me quería escapar. Me ha parecido muy original y tierno, no hay nada como el calor de hogar que tan bien representan los soles amarillos. Me ha gustado mucho. Abrazos.
Gracias Salvador, me alegro que finalmente me hayas encontrado y que te haya gustado mi relato.
Un abrazo
Fuera arrecia la tormenta, pero ellos tienen su propio mundo de juegos y emociones, de complicidad compartida. Han tejido en torno suyo una barrera protectora.
Una lectura muy agradable con el acertado broche final de esos «soles amarillos».
Suerte y un saludo.
Muchas gracias Angel por leerme y tus palabras.
Un abrazo
Muchas gracias Angel por leerme y tus palabras.
Un abrazo
Juegos, tormentas y soles mimados con ternura.
Felicidades.
Muchas gracias María por tus palabras y por leerme.
Un abrazo
Me ha llevado a la infancia. Mágico y tierno. Me ha gustado, Blanca. Un beso
Gracias Concha,
Sí, es un relato que bien puede incluso contarse a los peques en la cama antes de dormir.
Un beso
Los pequeños, y los mayores, y la abuela rezando a Santa Barbara.
..
Quiero decir que el respeto a las tormentas es algo atávico en el ser humano.
Y quizá desde las cavernas.
Relato tierno, lleno de matices, y con un final repleto de soles que todo lo iluminan.
Bonito, en el mejor sentido de la palabra. Muy bonito.
Gracias Modes por leerme y por tus palabras. Me alegro que encuentres mi relato bonito.
Un saludo
Una cálida historia, muy bien contada, para esa noche de tormenta. Muy bueno, suerte.
Saludos.
Muchas gracias Beto por tus palabras y por leerme.
Un saludo
Mientras juegan al escondite nos transmites la desazón, con esas risitas saliendo de debajo de la cama. Pero al final, nos tranquilizas con ese «tiempo de acurrucarnos bajo….». Realmente creo que has sabido captar muy bien las emociones de ese momento que retratas. Mucha suerte.
Sañudos,
Muchas gracias Anna por leerme y por dedicarme unas palabras.
Un saludo
Muy bien narrado ese acercarse de la tormenta. Creo que la ilustración de Paloma te ha inspirado en los colores. Las tormentas y su miedo. ¡Qué tiempos! Suerte.
Muchas gracias Ximens,pues para ser sincera, aunque la ilustración de Paloma es preciosa, no me he inspirado en ella. Simplemente me inspiré viendo a mis peques jugar y recordando alguna noche de tormenta.
Un saludo