77. escribiendo…
Yo, que tanto me resistí cuando me regalaste este móvil para quedarte más tranquila y mira ahora; las vueltas que dan las vidas. Sobre todo la tuya, que ha girado ciento ochenta grados, como si sospechara que el camino más corto hasta su final es hacia atrás. Así que no me queda otra que consultar el pronóstico del tiempo (mañana habrá niebla densa, de esas desacostumbradas para la primavera) y abrir la calculadora. La fórmula es sencilla: multiplico la horquilla de probabilidades que nos dieron los médicos por el número de años que te regalarían. También resto la cifra del tratamiento a la compensación de mi seguro y el resultado siempre es positivo. Luego pulso en el icono del WhatsApp, te doy los buenos días, te pregunto qué tal estás y te lo cuento todo; que mañana cogeré la carretera de la costa, que ya tengo localizada la curva perfecta en la aplicación de mapas, porque, hija, tienes que agarrarte a ese clavo mientras arda. Mañana será un día importante, escribo, y después borro todo rastro. Si estás conectada, bromeas y me dices que tardo mucho en enviar los mensajes. Entonces me tomo mi tiempo para mandarte un «perdóname».
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¿El narrador se va a suicidar para que su mujer con la indemnización del seguro pueda tratarse de una enfermedad y así alargar su vida?
Menuda bomba! No quisiera estar en la piel de ninguno.
Hoy mismo he pensado en las serias dificultades que muchos norteamericanos tienen con los seguros.
Muy duro tu relato, he tenido que leerlo varias veces para entenderlo del todo, bien narrado.
Hola, Rosa,
sí, en este caso es la hija la que está enferma. Y es que hay días importantes y únicos, aunque a veces no por su parte positiva por eso algunos mensajes se escriben, pero no se envían.
Muchas gracias por comentar y que tengas un gran 2025!
No hay mayor muestra de amor que la de quien da la vida por quien ama. Tu protagonista lo tiene todo calculado, lo que no sabemos es si también habrá previsto la reacción de ella cuando se vea con más años de vida, pero a costa de estar sola.
La historia de un sacrificio y de una entrega y generosidad absolutas.
Un abrazo, suerte y feliz año, Asier.
Hola, Ángel,
mi madre suele decir que una padre o una madre nunca debería ver morir a un hijo, y creo que por ahí ha salido esta historia (con tintes de tragedia griega).
Muchas gracias por comentar, como siempre, y que tengas un gran 2025!
Asier, qué duro tener que elegir entre una de las dos vidas, pero como madre la entiendo perfectamente.
Un abrazo y feliz 2025
Hola, Rosalía,
por suerte esto de la ficción te permite plantear situaciones por las que (en mi caso) afortunadamente no he tenido que pasar. En fin, en realidad nadie tendría que hacerlo.
Un abrazo y feliz 2025.