100. ESPEJISMO
Era una tarde de verano cuando la vi desde mi ventana, el calor era insoportable y en aquellas horas tan propias para la siesta ,ella estaba allí ,solitaria esperando por su dueño y yo desde mi posición decidí esperar acontecimientos, pero las horas fueron pasando y todo estaba estático igual que ella. Los pocos transeúntes que pasaban no se percataban de su presencia, mientras yo me hacía ilusiones al pensar si podría ser para mí .
Me veía recorriendo el barrio siendo la envidia de mis amigos, llevando a dar una vuelta a la niña de las coletas que siempre me sonreía cuando nos cruzábamos en el parque. La tentación era irrefrenable, pero la prudencia me decía que debía esperar a que fuera noche para evitar ser visto.
—Carlitos que haces en la ventana.
Giro la cabeza para responder a mi madre que entra por la puerta y al instante vuelvo a mi puesto de observación y la bici no estaba, la busque con la vista por todo el contorno y nada. El calor seguía plomizo y mis ilusiones se habían derretido como un helado sobre el asfalto.
Vaya, Puri, o un espejismo o el ladrón de bicis más rápido.
Un abrazo y suerte.
Gracias Javier por pasar a comentar, el calor a mi protagonista le jugó una mala pasada.
Otro abrazo para tí.
Como se nota que este verano nos está dejando su huella, tanta ola de calor se percibe en la descripción de tu relato. Bueno, dirá el protagonista de tu historia, otra ilusión que se esfuma con las vacaciones. Suerte y Salud.
Mercedes, entre el calor y las ganas que poseer una bici a mi protagonista le llevó a esa situación.
Un saludo y gracias por comentar
Puri, cuanta incencia en tu personaje, cuando queremos que todo cambie por si mismo mientras observamos. Suerte y saludos
El deseo infinito de poseer algo y la canícula de una tarde de verano puede hacerte ver lo que no existe.
Saludos Calamada y gracias por dejar tu comentario
Ana, el título es la pista principal para saber que pasaba con la bici y los deseos del niño.
Saludos y gracias