62 Espejismos
Durante mucho tiempo viví con una explosiva dotación de inconformidad, con pequeñas dosis de histeria amarga y repulsiva. Resistí a los grupos de apoyo porque me asfixiaba su emotiva explosividad. También hui de los psiquiatras por su irritable forma y falsos diagnósticos. No sentí la necesidad de beber ni caí en el despreciable uso de las drogas, porque a pesar de todo conservo una conciencia escrupulosamente limpia. Por eso cuando aquel vendedor me convenció de comprarle unas gafas amarillas, no pude adivinar el cambio que se venía. Entonces me sentí parte de los elegidos, me llené de vitalidad y de un revoloteo despreocupado. Mi conversación se volvió afable. El antisocial, podía ser parte de la fidelidad colectiva. Un mundo en amarillo recetado sin prescripciones. Con jubilo accedí al alma de hombres y mujeres, y desde esa posición pude saborear la encarnación de la dulce vida. Los días soleados olían a perpetuo otoño, y por primera vez en mi vida, volé cometas en espacios de luminosos amarillos. Cierto, no se puede andar por siempre con la felicidad en la piel. Una tarde de aventura, un violento viento quebró mis gafas y regresé con la cabeza baja a mi depresión clínicamente diagnosticada.
Tu protagonista transmite la angustia constante que siente sin que exista una razón conocida. Trata de buscar ayuda externa en grupos de apoyo y profesionales, sin éxito. Unas simples gafas parecen devolverle esa autoestima que no tiene, son una muleta que le permite andar, un amuleto que hace que derribe ese muro que le impide abrirse al exterior. Pero el mal está dentro. En cuanto se quiebra esa ayuda todo se desmorona de nuevo, solo fue un espejismo.
Un relato sobre lo complicado de la mente humana, que refleja que no hay peor enemigo que uno mismo, desde la perspectiva de alguien que desea superar sus limitaciones, lo intenta y fracasa. Es la historia de una lucha perdida, de un combate constante y sin concesiones, que ayuda a ponerse en el lugar de las personas que lo sufren a diario. No todo está perdido, dentro de la desesperanza que le corroe, el personaje tiene la consciencia del problema que le condiciona toda la existencia, además de la voluntad de luchar contra él.
Un abrazo, Héctor. Suerte