36. Ésta cárcel, estos hierros (Francisco Cados)
Preso débil, fuerte encierro
Cadenas invisibles que sujetan un cuerpo
Un alma volátil que vaga por el cielo
Un cuerpo celeste que no tiene miedo.
Esquinas sombrías que miran con anhelo,
Un poco de luz que disipe sus miedos,
Que duros estos destierros
Esta cárcel, estos hierros
Árbol vigoroso que cumples condena,
Árbol ya sin hojas que se caen de pena,
Hoy he visto a mi hija
Pero ha sido en sueños
Y al despertar, sonaron mis lamentos
Rebotando por doquier entre muros de cemento
¡Maldigo a la mañana por arrebatarme este momento!
Veo una pequeña sombra
a través de un cristal
yo vendería mi alma
por poderla abrazar
Es mi niña la que vino,
La que se puso a llorar,
La que me partió en cinco
Cinco cachos nada más
Uno se queda conmigo
Otro se dispersa sin más
Los otros tres se quedan contigo
Para que los puedas guardar
Ya queda poco mi cielo
Para romper el cristal
Para mandarlo al infierno
Para poderte besar
Levanta mi vida tu mirada,
Con nuestro querer no podrán
Ni rejas, ni espadas
Nos separarán jamás
Preciosos versos que encierran todo el dolor y el horror que encierra la pérdida de la libertad. Ánimo. Gloria
¡Cuánto dolor, cuánto sentimiento, cuánta esperanza, cuánta belleza! Francisco, tu poema me ha cautivado.
Gracias por liberar tus pensamientos y hacernos partícipes.
Un abrazo.
Cada día que pasa es uno menos que queda para atravesar el cristal. Que ese pensamiento le sirva al árbol para seguir vigoroso. Saludos y suerte.
Nada más fuerte que el amor entre padre e hija tal y como lo muestras. Abrazos y suerte
Francisco, precioso. Me ha encantado las ganas de vivir y el amor que transmite. Abrazos y mucha suerte.
Precioso poema y poderoso el sentimiento que lo mueve. Enhorabuena y mucha suerte 🙂
No es nada facil construir poemas que transmitan tanto sentimiento con calidad literaria.
Enhorabuena y suerte con tu niña pronto.
Acojonante.
Beso.