33. Estos tontos no se enteran
El señor de la galaxia se sentó para observar a los seres de su pequeño planeta azul.
Al principio sintió curiosidad, sobre todo por quienes se hacían llamar humanos. Eran ingeniosos y perseverantes. A lo largo de los siglos fueron ocupando toda la tierra, y se adaptaron a las mil maravillas. Pero empezaron a multiplicarse, a la vez que demostraban un afán desmedido de dominación sin respeto por el entorno.
Entonces sintió preocupación. Su planeta, ya no era tan bello ni tan limpio. Aquellos inconscientes se dedicaron a expulsar gases de efecto invernadero, provocando una subida de la temperatura.
Ante esta situación decidió lanzarles advertencias en forma de sequías prolongadas, inundaciones catastróficas, huracanes cada vez más destructivos, e incluso incendios interminables.
Pero advirtió que las estupidas criaturas
no interpretaban ninguna de sus señales. Reconociendo que podría ser demasiado tarde, no tuvo más remedio que pasar al plan B.
No quiero ni pensar cuál puede ser ese «plan B». Es cierto que, últimamente, la Tierra se queja, el planeta, como un ser vivo maltratado, intenta advertirnos, cuando no, expulsarnos, como a un virus dañino, porque a veces parece que otra cosa no somos. Deberíamos hacer más caso a las señales, auténticas advertencias del mal camino que llevamos, pero las medidas a largo plazo y eso de ponerse de acuerdo parece una quimera.
Un relato-advertencia, con causa y efecto, desesperanzador por un lado, aunque, pese a todo, no exento de la posibilidad de revertir unas prácticas que a nada bueno conducen.
Un abrazo y suerte, Rosa
Esperamos que no sea demasiado tarde y que ese plan B se quede encerrado bajo llave. Pero al paso que vamos…
Gracias por tu acertado comentario. Un saludo Ángel.
Un relato sobre la capacidad autodestructiva de los que se hacen llamar humanos. Captura al lector que va pensando en el posible desenlace (por la cuenta que le trae) hasta que llega la sorpresa final. Un final abierto, con un plan B que parece que te da un respiro. Pero entonces te das cuenta de que la única opción que te queda es hacerte creyente en el señor de la galaxia. Enhorabuena, Rosa.
Un abrazo y suerte.
Así es josep. Dicen los científicos que aún podemos cambiar nuestro destino, pero se necesita que todos nos pongamos a ello, aunque vamos en dirección contraria.
Gracias, nos seguimos leyendo.
Uy! Rosa, qué miedo da ese plan B. Pero que realista tu relato. Bien narrado y con algo más que mensaje, un toque de advertencia al lector.
Saludos
Si Pilar, no lo quería decir, pero pienso que lo único que puede salvar el planeta es que desaparezca la especie humana. He perdido la fe en nosotros. Somos capaces de hacer lo mejor y lo peor. Sentir esto me produce mucha desazón, procuro no tenerlo presente, pero los hechos son recurrentes.
Un saludo y gracias por tu comentario.
Un relato útil por ese mensaje de socorro.
Dejas al lector con un interrogante… Miedito da pensar en el plan B.
Original propuesta.
Suerte.
Así es Yolanda, a mi también me asusta el plan B.
Gracias y nos seguimos leyendo.
Rosa premonitorio de lo que puede llegar a pasarnos por oden divino o por pura rebelión de la naturaleza. Suerte, abrazos.
Si Manuel, esta realidad se impone con mayor fuerza, y no reaccionamos con contundencia. Así nos va…
Gracias Manuel por comentar.
Rosa, no hay nadie más ciego que el que no quiere ver, esperemos que no sea demasiado tarde… Mucha suerte.
Muy de acuerdo.
Gracias pilar.