11. ETIQUETAS (Juan Manuel Pérez Torres)
Lo conocí en el pasillo de los probadores, había cola, me pareció guapo y entablamos conversación. Me contó que su trabajo consistía en poner etiquetas, así que cuando me llamó prenda, le dije que me pusiera una.
– Vivita y coleando, me dijo. Interpreté lo de vivita como alegre y vivaracha y entendí lo de coleando por estar allí, esperando turno…
– Aún me conoces poco, le dije, ya tendrás tiempo de ponerme alguna más acertada ¿no crees?
– Entonces tendremos que conocernos mejor, contestó…
Con el tiempo, mientras se asentaba nuestra relación, me puso muchas, y me hablaba siempre de la necesidad y la importancia de su trabajo. Gracias a eso, conocí y aprendí a valorar sensibilidades distintas, nuevas para mi.
Ahora que ha pasado tanto tiempo, pienso en aquel pasillo como símbolo del camino que nos llevara a recorrer juntos nuestras vidas.
Hoy, después de tantos años de convivencia en la salud y en la enfermedad, con todo su amor y tanta dedicación, ha besado mi frente y me ha colocado la etiqueta definitiva en el pulgar del pie derecho.
Nada es eterno, pero mientras dura, dura. O lo que viene a ser lo mismo: «Todo es eterno mientras dura», como dice Ismael Serrano en su canción. Hay profesiones que no son agradables, pero sí muy necesarias. Y en todos los oficios hay personas con sentimientos, susceptibles de amar y de ser amados.
Un abrazo y suerte, Juan Manuel
Bueno Ángel, es cierto que no hay nada eterno porque todo llega a su fin, pero lo mismo de cierto es que todo vuelve a empezar. Ciertamente, un día solo tiene 24 horas, pero luego viene otro día, también con su amanecer y su ocaso. Y así todo. La verdadera eternidad es el contínuo presente, que va convirtiendo el futuro en pasado. Lo que de verdad importa es el transcurso, lo efímero. La cola del probador avanza por delante y crece por detrás. Así la vida, todo y nada. Pero esa nada lo es todo.
Un abrazo.
Me ha parecido muy tierna esa historia de amor entre etiquetas, y el final me ha sorprendido, tan visual, y que resuelve el misterio de la profesión que se plantea al principio.
Un abrazo y suerte.
Gracias, Rosalía.
El amor tiene muchas etiquetas, pero siempre es amor y, curiosamente, el amor no necesita etiquetas.
Un abrazo.
El final de una vida coronada por una etiqueta. Esa mujer, o su fantasma cuenta toda una historia de amor en pocas palabras, breve pero de forma intensa.
Pocas palabras caben en una etiqueta, por eso deben ser claras, aunque intensas, para que no existan oscuras interpretaciones más allá de las que el amor y la vida nos proporcionan (y la muerte).
Gracias, Rosa. Abrazo.
Me gusta este juego con las palabras y los conceptos. Prenda, vivita y coleando… Y ese final que me temía (no sé por qué…). Un abrazo y suerte.
Ese final que temías (no sé si por esperado o por temido) conecta el título con el tema requerido.
La polisemia de las palabras es algo que me tiene prendado porque dejan prendidas algunas ideas que, aunque parezcan ajenas entre sí, en realidad son anejas.
Un abrazo, Antonio.
¡Enhorabuena! Como siempre, un texto que esconde enigmáticas interpretaciones. Está visto que la vida es una tienda de ropa. A veces con las personas no damos con la talla; otras, no damos con el color o el estilo. Pero la etiqueta siempre la terminamos tirando, cuando la prenda nos sienta a las mil maravillas.
Gracias Susana, me llega el calor de Córdoba, este mes tan linda, con sus cruces y sus patios. Un abrazo llano.
Muy buena historia, y un final de lo más visual y potente para poner un broche de oro, triste eso sí, al buen micro con el que participas este mes. Bravo. Mucha suerte, compañero.
Muchas gracias, Jesús. Ya sabemos que ENTC es una carrera de fondo de las que nos gustan. Y me gustaría llegar a la meta del recopilatorio. Tu deseo de suerte me viene «como anillo al dedo», aunque entre todos los corredores imprimís un ritmo difícil de mantener.
Un abrazo, compañero.
Suerte también para tí, esperamos el tuyo.