1. EXPIACIÓN (Ángel Saiz Mora)
Sabe que para pasar desapercibido lo mejor es llamar la atención. Cierto que le miran al entrar en el bar, pero pronto se vuelve invisible. A nadie le asombra nada en esa ciudad.
Pide un café y espera. Aparece una mujer con problemas. Ella se siente mejor al transmitir sus inquietudes a un desconocido que sabe escuchar. Tiene ese don: todos confían en él sin importarles su atuendo. Hoy es payaso, otros días doctor, o policía.
Él también podría contar cosas, como la última vez que robó una cartera. Aunque lo hizo con limpieza su dueño se palpó el pecho de forma instintiva, luego empezó a sentirse mal y murió a sus pies. En la cartera había algo mejor que el dinero. Quiso entregársela a sus allegados, pero aquel infortunado no tenía parientes ni amigos.
Se despide con su sonrisa de arlequín triste, algo menos al imaginar el rostro de la mujer cuando descubra en el bolso una generosa cantidad, que costeará la operación que su hijo necesita.
El televisor recuerda que hoy se cumple una semana desde que la lotería entregó el mayor premio en la historia de EE. UU. Sigue sin conocerse al misterioso beneficiario del boleto ganador.
Enhorabuena Ángel, nos cuentas una historia en la que, al leer la última frase, las piezas comienzan a encajar sin ningún esfuerzo. Emoción y sentimientos a raudales. Buen estreno!!!
Abrzssss!!!
Somos como pequeños puzles o rompecabezas, a veces bien complejos. Hay que conocer todas las circunstancias para que el conjunto encaje. Actuamos de una forma determinada por un motivo y todo sucede por algo.
Gracias y un abrazo, Juancho
– ¡Foto!
–
Ahí está, nuestro escritor más rápido y certero con la pluma.
Excelente, Ángel, gran relato y mejor arranque de año.
Abrazos.
Fe de erratas: Detrás de ese guión huérfano iba un «Pim, pam» encorchetado que ha desaparecido.
Rápido porque me ha pillado con algo de tiempo, circunstancia no muy habitual en mí. Certero no sé; disparar, disparamos con las letras dónde y cuándo haga falta, eso sí.
Gracias, Rafa. Abrazos
Una serie de de casualidades (o causalidades) consiguen que, al menos en esos momentos, el delincuente se transforme en benefactor. Tu texto, en su fondo, da para pensar: ¿es «lícito» aceptar algo que no sabemos de donde procede ni porque nos lo ofrecen, aunque sea para aliviar un circunstancia grave? ¿Con una «buena acción» suprimimos todo el mal que hayamos podido hacer? y alguna otras cuestiones que se me ocurren. Buena historia, Ángel. Abrazos y suerte.
Cuando el mal está hecho suele tener mal remedio. El pasado no se puede cambiar y muchas veces condiciona presente y futuro. En todo caso, ya que los errores parecen inevitables, si de ellos se aprende bienvenidos sean. La vida tiene sus mecanismos para que una existencia dé un vuelco y se enderece, otra cosa es que hagamos caso. A saber qué hubiéramos hecho cada uno en el caso de este carterista.
Gracias, Jesús. Un abrazo
Hola, Ángelo
Un texto donde la intriga lleva la voz cantante. El hombre polifacético, el de los diversos roles, pasa de villano a héroe en unos pocos renglones nada más. La teoría del mal menor funciona, ¿o es mayor? Hay que suponer que el sustrayendo estaba en mejores condiciones de salud que el beneficiario a la postre del producto del hurto. Escrito con tu habitual destreza, tiene todos mis parabienes, absolutamente todos. Siempre, además, le haces un guiño, de alguna manera, a tu profesión. Y eso también me gusta mucho.
Un abrazo muy grande.
Este personaje ha demostrado capacidad de rectificación y adaptación. Todos almacenamos muchos posibles papeles dentro, al tiempo que vivimos condicionados por nuestra historia personal, circunstancias individuales que no son incompatibles con compartir un momento concreto de la Historia, en el que las noticias son un elemento común.
Agradezco mucho tu lectura y tus palabras, Eduardo.
Otro abrazo muy grande para ti
¡¡Feliz año!!
La apertura de temporada en este renovado ENTC no puede ser mejor.
Se produce una paradoja evidente cuando enfrentamos dos palabras: ladrón y bueno. Sin embargo, no resulta tan raro, pues aquí mismo hay mucha gente que me tiene robado el corazón, tú mismo eres uno de esos.
Se vislumbra un año lleno de color que, de nuevo una gran paradoja, veremos en «blanco y negro».
Coloridos abrazos, apreciado tocayo.
Tenemos el ejemplo del mítico Robin Hood y, más cercano y castizo, a un bandolero llamado El Pernales, que robaba a los ricos para repartir entre los pobres. Son casos minoritarios, pero, leyendas aparte, parece que existieron. Al personaje del relato le afectó la muerte sobrevenida de su víctima. Haciendo bueno aquello de «no hay mal que por bien no venga» se consagró al reparto, bajo el anonimato de disfraces, del dinero que no le correspondía entre los necesitados, para intentar así paliar su anterior actividad delictiva.
Agradezco mucho tus palabras, tocayo, y siento mucho el pequeño lapsus que he tenido en el comentario de tu relato al cambiarte el nombre, cosas de ángeles, supongo.
Gracias otra vez y otro abrazo lleno de color para ti
Un Guillermo Tell, un ángel de la guarda, un impostor que se disfraza. Todo cabe en tu micro que empieza desconcertando y en el que acaba encajando todo por arte de magia. Bueno, como nos tienes acostumbrado; y rápido, muy rápido.
Felicidades y Feliz Año!!!
Una persona que adopta diferentes disfraces es posible que lo haga porque tiene también en su interior un elenco de distintas personalidades. Todo sucede por un motivo, o por la combinación de varios. Tarde o temprano, como en la vida misma, todo encaja.
Muchas gracias por tu lectura, Luisa. Un abrazo y feliz año
Vaya! Casualidad maravillosa, bondad interior. No está nada mal tu protagonista dentro de esa historia que se encaja perfectamente al final.
Abrazos, Ángel
Las personas con conductas que dejan bastante que desear pueden enmendarse si se les pone delante una circunstancia oportuna. Hasta el ser más abyecto tiene algo de bondad interior, en su mano está desarrollarlo o no.
Muchas gracias, Inés. Abrazos
Qué gran manera de inaugurar esta página.
Afortunadamente en esta página siguen llegando relatos e historias con los que nos asombramos. Para bien. En el resto del mundo ya cada vez menos.
Enhorabuena.
Felices Reyes, Ángel
Seguro que en las calles se producen historias con contenido humano que serían dignas de contarse, el problema es que no se suelen publicitar, mientras que de sus contrarias, las que nos avergüenzan como especie en teoría inteligente, tenemos cumplida cuenta.
Muchas gracias, Esperanza.
Un abrazo y que SS.MM se comporten contigo tan bien como tú mereces.
Un abrazo
Ángel, menudo relato te sacas de la manga inaugurando la foto.
Muy bien narrado y encajando la historia como un puzzle hasta la última frase.
Enhorabuena. Un fuerte abrazo
Te explico el pequeño proceso: Vi la foto, tenía algo de tiempo (cosa rara en mí) y me lancé a la piscina.
Me alegro de que te guste, Blanca, a mí también el tuyo.
Muchas gracias y un abrazo fuerte
Ángel, a veces sucede algo inesperado que nos cambia la vida. Tu protagonista le ha dado la vuelta a su existencia como expiación a sus acciones.
Muy buen relato en el que al final logras que todas las piezas del puzzle encajen. ¡Enhorabuena!
Besos apretados, amigo.
Hay un filósofo de la Grecia clásica (no me atrevo a decir el nombre porque de memoria no estoy seguro), que venía a decir que el hombre es bueno por naturaleza, aunque a veces sea necesario un cambio radical para darse cuenta de ello, como le ha sucedido al protagonista. A saber cómo habríamos reaccionado cada uno en su caso.
Muchas gracias, Pilar. Besos
¡Sííí, me pude conectar! ¡Gracias, ÁNGEL, por el tip «feisbukero».
Como te adelanté por allá, me gustó más que mucho.
En mi lectura, la conclusión sería que hasta el ladrón más sobrado merece la redención, se disfrace de lo que se disfrace, más si ésta viene de la mano una buena acción a tono con la sensibilidad que demostró.
Contentísima de haberte podido comentar.
Te mando un beso playero. ???
MAB
Quizá haya personas incorregibles, pero es cierto que muchas merecerían una segunda oportunidad, el problema es que no siempre se produce. No sé qué me resulta más grato, si el hecho de que hayas podido comentar, tus amables palabras o tus vacaciones playeras. Todo es bueno y, por la parte que me toca, te lo agradezco mucho.
Muchas gracias, un beso desde el frío y disfruta todo lo que puedas
Ángel, has cargado de contenido y generosidad esta historia de personajes diversos; le has dado cuerpo y vida a ese bar. Suerte y feliz año
La imagen es muy sugerente y está abierta a muchas historias. No me perderé la tuya.
Muchas gracias y feliz año también para ti
La culpa es un sentimiento que, bien canalizado, puede cambiar tu destino, tu visión de la vida. Gran micro para empezar el año, Ángel. Abrazos y suerte.
Como bien dices, a los sentimientos negativos se les puede dar la vuelta para que sirvan de revulsivo, hasta el punto de cambiar una existencia para bien.
Muchas gracias, Salvador. Un abrazo
Muy bueno, como siempre.
No sé si lo consigo, pero, ya que me pongo, trato de hacer algo digno.
Muchas gracias, Edita. Un abrazo
Qué giro le das al final más bueno. Estamos rodeados de ¿ángeles,demonios, Robin de los bosques?, Qué sabemos… Suerte.
Besicos muchos.
Estamos rodeados de todo tipo de personas, como dijo un torero a Ortega y Gasset: «Hay gente pa tó». Nosotros mismos tenemos dentro muchas personas distintas, como las muñecas matrioskas.
Muchas gracias y un beso, Nani
Este benefactor anónimo con su carga de tristeza es como un héroe del bien, pero sin los aspavientos de los más pavoneados, esos que salen en todas las películas y en los grandes cómic. Le va bien tu personaje el blanco y negro. El relato, por contraste, está lleno de pequeñas luces de color que le dan vida. Un abrazo, Ángel.
El anonimato es su principal virtud. El atuendo es lo de menos. Por cada buena acción se descarga un poco de culpa por la muerte de su última víctima cuando era carterista, aunque fuese un efecto no buscado. Si algo produce un efecto en cascada beneficioso para muchas personas, aunque fuese negativo en origen, de alguna forma se regenera, o eso debe de pensar este hombre que hace todo el bien que puede.
Muchas gracias y un abrazo, Manuel
¿Dar la brasa, dices? Todo lo contrario. Tu lectura, tu análisis y tus palabras son un regalo. Me llena de satisfacción que estos casi doscientos vocablos tomadas en su conjunto te hayan hecho pensar. La caridad y la generosidad son, en principio, positivas en sí mismas, pero si, como bien apuntas, se llevan a cabo sin publicidad, de incógnito y disfrazado como es el caso, entonces estamos ante una virtud a aplaudir, que exonera la mala conducta anterior del protagonista, aunque eso tendrá que sentirlo él, de poco servirá que se lo digamos.
Agradezco mucho tu visita. Te deseo un año feliz y lleno de buenas letras.
Un abrazo, Juan
Hay algo muy tierno en esta expiación de un ladronzuelo. Todos llevamos luz y oscuridad en nuestro interior (la balanza se inclina hacia uno u otro lado en cada persona) pero cuando hay arrepentimiento sincero puede cambiar. Una hermosa historia.
El pasado no podemos modificarlo, pero siempre hay tiempo para cambiar presente y futuro.
Muchas gracias y un abrazo, Paloma
Qué buena forma de expiar su pecado. Has conseguido un sentimiento de culpa muy bien redirigido, la suerte, la casualidad, o lo que quiera que sea, puso en la mano de tu protagonista la fortuna de la redención, si esto es posible.
Mucha suerte Ángel, estrenaste el año y la foto con mucho acierto. Saludos.
Nadie sabe el rumbo que puede tomar una vida. Como bien dices, la suerte, la casualidad, el destino como queramos llamarle, escribe su guión, otra cosa es saberlo leer o quererlo seguir. Puede que este payaso quede en paz algún día, o que ni dilapidando su fortuna en buenas obras lo consigo, pero al menos, el camino elegido parece el correcto.
Agradezco mucho tu lectura, Maribel. Saludos
ángel, tu protagonista se arrepiente de ese último robo y se dedica a repartir ese dinero, de ese billete premiado, de quien no saben aún la identidad.
Un historia redonda, contada con tus buenas letras y que nos atrapa desde el principio.
Muy bueno.
Un abrazo enorme, Ángel.
Una identidad que prefiere mantener secreta, en parte para no tener problemas con la justicia, y también para calmar su conciencia, tal vez, con ese solidario anonimato que se ha propuesto.
Muchas gracias, Javier.
Otro abrazo grande para ti
Buen relato con giro inesperado al final. La narración limpia va atrapándote según avanza.
Me ha encantado!
Enhorabuena y suerte!
Un abrazo
Marta
A veces, el proceder de las personas nos parece curioso, chocante o inexplicable. Para todo hay un motivo y estamos hechos de pasado, conociéndolo se explican muchas cosas.
Me alegro de que te haya gustado, Marta.
Muchas gracias y un abrazo
Hola, Ángel.
Me ha encantado, con todas las letras te lo digo aunque me repita en lo que han opinado otros amigos anteriormente, pero es cierto.
Es un texto, en apariencia sencillo, pero con un mensaje muy grande de la personalidad de un ladronzuelo.
Suertísima y unos abrazos.
Ya echaba yo de menos, no tu comentario, que también, sobre todo tu relato, que me alegro de que entre en la centena. Acabo de ver que lo has publicado y ahora mismo voy a leerlo.
Me alegro mucho de que te guste el mío.
Mil gracias y abrazos
Hola Ángel, que madrugador estuviste en esta convocatoria. Y que buen relato nos dejas, como siempre. Ojalá siempre se encontrara la manera de compensar las malas acciones, aunque sería mejor no haberlas cometido nunca. En definitiva tu relato además de tratar de manera muy original la fotografía, nos hace incluso reflexionar.
Felicidades, eres super completo y lo demuestras siempre.
Un abrazo
Por circunstancias vi la foto con algo de tiempo libre, cosa rara en mí, que siempre ando a trompicones, se me ocurrió la idea, la desarrollé y la envié, igual la próxima vez soy el último. Encontrar la forma de compensar las malas acciones, sean del tipo que sean, requiere en primer lugar darnos cuenta del daño hecho, algo de lo que no siempre somos capaces. Este personaje si lo fue y dio un giro de 180 grados a su vida, aunque quizá necesite mucho tiempo para limpiar ese remordimiento que sin duda siente.
Agradezco mucho tus palabras, Asunción.
Un abrazo