31. Fábula
Una vez fui gato. Recuerdo la noche en que, después de ronronear bajo tus sábanas, escapé de tus caricias y salí huyendo por la ventana. Me adentré en un callejón oscuro donde paraba una gata hechicera que me convirtió en sapo. Lo descubrí un día de lluvia al observarme en el reflejo de un charco de bourbon, aunque ese sonido gutural tan desagradable que emergía de mi existencia ya me hizo sospechar. Y recordé que todo sapo necesita una princesa que le bese para romper el hechizo, así que fui a buscarte, llamé a tu puerta, te puse ojos de cordero y prometí ser un perro fiel y dócil. Entonces me besaste y se produjo la transformación. Saliste volando con tus alas de albatros.
Hola, Antonio.
Qué bonito tu Animalia, pata, pico, pelo, para trasladarnos una historia de amor que termina como finalizan muchas: en amor no correspondido, donde la contraparte, por más que la parte se haya esforzado, escapa con un sonoro batir de alas. Esa última vuelta de tuerca, ese giro es el que pone en valor el texto. Me gusta tu propuesta. Un arazote.
Muchas Gracia, Martín, por tan amable comentario. El amor y el desamor, por suerte o desgracia, andan de la mano. Y la Animalia, surgió así… quizás se me fue la musa a visitor el zoo que me queda cerca de casa 😉
Abrazotes.
Ohhh qué bonito!
Me ha gustado todo, enterito, y ese final lo remata de maravilla.
Enhorabuena!
Qué comentario tan bonito, Yolanda, muchas gracias!
Me alegra mucho que te guste, así, enterito.
Un beso.
Parece que la noche o lo que fuera ha confundido a tu protagonista. Sin bromas, me ha gustado muchísimo tu relato. Y no se que más puedo decir. Saudos y suerte, Antonio Diego.
Pues eso parece, Jesús. Mil gracias por tu comentario. Un abrazote.
Me ha gustado mucho tu relato, Antonio Diego, mucha suerte. Saludos.
Mil gracias, Ana. Me alegro mucho de que te haya gustado. Un besote.
Me encantan los relatos cargados de fantasía.
Un abrazo y suerte, Antonio
Muchísimas gracias, Inés. Un abrazote.
Bien hilvanada la historia y el pequeño zoo que has escogido de protagonista. Suerte !!
Montón de gracias, Juan Antonio. Un abrazote.
Que buena historia, si bien no tiene el final esperado deja buen sabor al leerla. Muy original.
Un abrazo y suerte.
El final es un poco agridulce, cierto. A ver si en el próximo relato me desquito. Mil gracias, Moli. Un abrazo.
«Una vez fui gato» con esa frase ya enganchas, y no nos sueltas en este micro en el que lo simbólico se enreda con lo cotidiano, dando como resultado ese toque de realismo mágico que tan buen sabor tiene.
Placer leerte, Antonio Diego.
Precioso tu comentario, Manoli, lo del «realismo mágico» me ha encantado, me lo quedo. Un montón y medio de gracias y un abrazote.
Total que ahora que quería ser bueno se ha quedado compuesto y sin novia ¿y ella?¿qué había sido antes de ser albatro? a lo mejor una gata callejera a la que alguien beso con ansias de libertad.
Muy bonito, poético y sorprendente tu relato. Como un cuento de los Grimm en esta tarde de enero.
Suerte, suerte y fortuna.
Ya me dejas con la duda, Mercedes, no sé lo que era ella antes, pero me encaja tu propuesta. Muchísimas gracias por tu precioso comentario.
Besotes.
Antonio, romantica historia bien hilvanada. Suerte y saludos. Feliz 2017¡¡¡
Feliz 2017, Calamanda!
Dos mil diecisiete gracias, amiga.
Besotes.
¡Qué micro tan bello, Antonio! Te ha salido «redondo» y la extensión es la suficiente como para conseguir que el lector se relama de gusto como el perro tras degustar unas buenas viandas…
Felicidades y un abrazo.
Juan, yo también seré breve, comentarios como el tuyo hacen que valga la pena esto de escribir. Mil graciasssss!!!
Un abrazote.
Qué bonito, María José… me he leído tu comentario unas cuantas veces para degustarlo bien. Muchisísimas gracias!!!
Un relato encantador de todo mi gusto. Muchas, muchas felicidades y suerte.