85. Falda de tubo
De lunes a viernes, el infierno. Llego tan agotada que la mayoría de las veces me voy a la cama a tripa hueca, y las otras, un yogur mientras meo antes de acostarme.
Los sábados tengo la primera hora en la peluquería. Les doy la última fotografía de mi madre y ya saben que hacer. Cierro los ojos, espero a que acaben y la veo mientras me miro.
Cuando llego, él está siempre en el banco bajo la acacia. Se ilumina, sin ningún atisbo de sorpresa por mi juventud, nada más verme.
Nos abrazamos y le beso en la boca para después limpiarle el carmín tras mojarme el índice en la lengua como hacía ella. Luego, entre mimos y carantoñas, pasamos la jornada hablando de sus historias juntos.
A la despedida, suele ser cuando pregunta por qué no he ido yo también. Y ahí, es cuando le cojo de un moflete y le digo con sorna que parece que esté perdiendo la memoria, que ya le he dicho muchas veces que la niña va muy atareada y solo puede los domingos.
Cuando me alejo, percibo complacida como me mira, le mira, el culo. Para eso me la pongo.
Pues me ha encantado, es muy original, mucho.
Muy bueno. Felicidades y suerte
Gracias, Luisa, me alegra que lo veas así.
Besetes
Una mujer sacrificada y generosa donde las haya, que tras pasar toda la semana trabajando en exceso y malcomiendo, dedica el domingo a visitar a su padre y el lunes consiente un incesto solo por verle contento. Si esto no es entrega no sé que pueda serlo.
Coincido con Luisa: muy original.
Un abrazo y suerte, Javier
Gracias, Ángel, bien visto. Me alegra que os parezca original.
Un abrazote que se adelanta al futbolín.