FEB107. 1919, de Evelyn Pérez
Fue un matrimonio pactado. El noviazgo epistolar. No se conocerían hasta el enlace. Una de las cartas incluyó, por expresa petición de ella, un retrato. Esto tornó su sereno conformar en ilusión desmedida.
No se trataba de una pintura, sino de una novedosa fotografía en color. El hombre posaba, según rezaba la anotación al dorso, en junio de 1919 en una de las encaladas calles de Granada.
Alto, apuesto, rubio, con unos ojos que se adivinaban claros, podrían ser azules, si no lo eran, a ella le parecieron el mar donde naufragar el resto de su vida.
Se casaron. Consumaron el matrimonio.
Volvió a mirar el retrato, buscando algún rasgo que la reconciliase con las ilusiones que hasta la noche anterior había mantenido, con la vida que había soñado junto a él, entonces se dio cuenta, demasiado tarde, que aquel hermoso joven no proyectaba ninguna sombra.
Se giró sobre la almohada y lloró. Lo hizo en silencio. Para que a su lado él, no despertase.
Y es que la sombra es muy importante, sobre todo si es buena.Bien narrado y ambientado. Me gusta el final.
Una pregunta, ¿el título, con esa fecha es por algún motivo especial?
Gracias y un saludo cordial.
Antonia:
Junio por ser el solsticio de verano y el mes con más horas de sol.
El año 1919 porque sería posible que alguien poderoso con ganas de deslumbrar encargase un retrato en esa técnica recién descubierta.
Saludos y gracias.
Evelyn, la vida y sus pasadas. Suerete. Saludos,
Me ha gustado ese párrafo final con la ausencia de la sombra. Para mí creo que retrata muy bien todo lo que este hombre no va a poder ofrecerle y creo que es le cierre perfecto para el micro, quitando lo que viene detrás.
Un abrazo.
Evelyn, es un gran relato, amiga. P. R.