FEB109. LA MIRADA EN SUS MANOS, de Javier Palanca Corredor
La exposición ya estaba colgada y no quedaban eventos promocionales que le ahogaran el tiempo. Ahora podía dedicarse al retrato que sentía que le debía a su madre y que comenzaba a urgir. El velero que surcó los mares de la consciencia, con tanta destreza, empezaba a navegar entre ocultas lagunas.
Preparó un lienzo de 90×60 y comenzó a pintar de memoria. Ya el primer día estaba el bosquejo completo. En dos días concluido el retrato. Había sido tan fácil como entrañable, pero algo le causaba desazón: ¡La mirada! Era demasiado triste y cansada. No podía dejarla así, y a pesar de sus capacidades, se gastó una semana entre toques y retoques hasta estar satisfecho y conseguir que sus verdes ojos fueran como una visión de las selvas amazónicas donde perderse.
Eufórico, llamó a su hermana para asegurarse de que estaban en casa y llevarlo inmediatamente. Clara le dio la vuelta al calcetín en apenas unos segundos. Según ella, “mamá”, parecía haber perdido la vista en apenas una semana. Dorian colgó el auricular con una mano sudorosa mientras la otra ya alcanzaba los pinceles.
Admás de buena historia, me encanta el título y el final cierra muy bien la historia.
Tan sólo no comprendo bien, o quizás no veo necesario lo de «El velero hasta….lagunas»
Saludos.
Lo que parece que sobra, normalmente sobra. Tuve mis dudas, pero quise resaltar el hecho de que aquella madre tan entera mentalmente comenzaba a marcharse. Seguramente ya estaba suficientemente implícito.
Gracias por tu crítica positiva.
Saludos
Sí, en la vida real no tiene más remedio , pero en el cuadro se siente con la capacidad de mejorar el presente. Claro, al final se ve que no es posible.
Gracias por tu comentario.
Javier conmovedor tu relato, cuentas con delicadeza y ternura un hecho tan triste como el ver como tu ser querido se va marchitando.
Coincido con Antonia al decir que es muy bonito el titulo del relato.
un saludo
Gracias, Puri, por tu comentario.
Abrazos
«El velero que surcó los mares de la consciencia, con tanta destreza, empezaba a navegar entre ocultas lagunas.»
lo entiendo como cual el velero es la consciencia de tu madre… por eso me parece «necesaria» esta frase mismo si puede no parecer explicita…
así quisiéramos poder «rescatar» a nuestra madre cuando la vemos cada vez mas «lela»… (mañana me marcho otra vez a su lado… por eso me emociono mucho tu relato…)
Kistila, no podemos llevarles donde ya estuvieron, pero sí acompañarles ahora. A momentos podemos pintarles una sonrisa.
Un abrazo
Tras los comentarios, releo y al parecer lo que significa es que la madre es el velero que pronto desaparecerá. En ese caso, quizás dos puntos antes. Pero ya capto el sentido y no está nada mal.
Saludos y gracias.
Gracias de nuevo, Antonia.
Abrazos