FEB125. EL RETRATO, de Karina De Paolo
Otra vez iba a llegar tarde al trabajo, tantas salidas nocturnas le estaban costando caro a la hora de levantarse. Siempre pensaba que no había heredado nada de sus padres, un militar estructurado y un ama de casa sumisa que la habían criado con demasiada rigidez.
Bajó del bus y comenzó a caminar casi al trote por la Plaza de Mayo. Estaba llena de mujeres que llevaban pañuelos blancos en su cabeza. Todas sostenían carteles con fotos para reclamar la aparición de sus hijos y nietos desaparecidos durante la última dictadura militar. Ese era un tema que en su casa estaba prohibido mencionar.
Siguió caminando distraída mirando a esas mujeres con su dolor, hasta que un impacto de frente la detuvo. Una de esas señoras se había cruzado en su camino y la había atropellado.
La miró a los ojos para pedirle disculpas por su torpeza, pero la mujer al verle el rostro empalideció y sin decirle nada , al borde del llanto, le mostró el retrato que tenía en sus manos.
Sintió que se le helaba la sangre. Todas sus preguntas ya tenían una sola respuesta. La mujer del retrato era igual a ella.
About Post Author
wooommm!!!!
impactante y sorprendente final…
Hola María, muchas gracias por tu opinión, un beso.
Me ha gustado el tema y su tratamiento, pero me surgen un par de dudas.
Se supone que la protagonista «se perdió» hace años, los suficientes para que no recuerde bastantes cosas, de sus padres, de su familia y amistades… Entonces la imagen del cuadro sería igual a ella pero en un tiempo pasado. O bien es la foto muy reciente y la protagonista ha sufrido alguna «enfermedad» de la memoria y eso lo debes de decir.
Bonita historia y bonito lenguaje. Me gusta.
Hola Paco, la historia habla de la dictadura militar en mi país, donde secuestraban a gente, incluso mujeres embarazadas o con niños muy pequeños. Esos niños eran robados por los militares y criados por ellos como sus propios hijos. Con los años, algunas personas pudieron recuperar su identidad debido a la intensa búsqueda de sus familiares de sangre. Es cierto que este relato es confuso para quienes no conocen esta parte de la historia. Con respecto al retrato, las madres que perdieron a sus hijos, llevan fotos con sus fotos en reclamo de su aparición, hoy en día aun lo hacen, aunque ya pasaron más de 30 años. Por eso esta chica del relato ya es mayor, jamás supo su verdadera identidad hasta toparse con esta mujer que tenía la foto de su madre. Espero que ahora se comprenda más, no me di cuenta al escribirlo que iba a ser confuso. Un abrazo.
Hola Ana, muchas gracias por tu comentario. Me alegra mucho que te haya agradado mi relato.
Un beso.
Hay lazos que son indisolubles, aunque los tapen con documentación y apariencias falsas. La dictadura, tanto en Argentina como en Uruguay, ha dejado diseminados hijos con identidades que no le corresponden, en tanto abuelas y familiares, bregan por recuperarlos. Impacta el hecho y creo que has llegado al punto crucial del tema, de un modo simple, entendible y que eriza la piel. Seguramente -pienso yo- ese sentimiento de «no pertenencia» a un núcleo familiar, ha de ser como una voz interior. Igual que llama la sangre, la verdadera sangre, la que realmente corre por sus venas cargando herencias imborrables.
Muy buen texto Sindel, te felicito.
Besos!
Gaby*
Muchas gracias Gaby, yo creo que es justo conocer nuestras verdaderas raíces y después por supuesto tener la libertad de elegir. Pero sabiendo de donde venimos podemos comprender mejor las cosas. Un beso y gracias por pasar.
Muy bello e impactante tu relato, que habla de un momento terrible en las dictaduras latinoamericanas, pero que ahora, de otro modo, se está descubriendo en España con el caso de los «niños robados». Muy bueno. Gloria Arcos
Hola Gloria, te agradezco mucho tu comentario, es un tema duro pero que lamentablemente sucedió y sucede mucho más de lo que pensamos, por suerte algunas veces sale a la luz la verdad.
Un abrazo enorme.