FEB126. EL RETRATO, de Jesús Coronado
Apago el cigarrillo en el portal de la casa. A María no le gustaba que fumara, decía que el olor a tabaco impregnaba las cortinas. Pobre María, el que fuma soy yo, pero la enfermedad se la ha llevado a ella.
Al abrir la puerta la soledad empieza a pesar sobre mi espalda y el silencio, ahora extraño, lo encuentro denso y difícil de respirar. Cincuenta años son muchos para compartir, y esta casa es tan grande. Entro a la cocina. Ahí sigue su taza de café, la que no pudo terminar. Su marca de carmín destaca sobre el blanco de la porcelana. Siempre con sus labios pintados.
Con lágrimas contenidas sigo enfrentándome a los recuerdos, y a la voz que resuena en mi cabeza desde que abrí la puerta. Una voz que me lleva hasta el retrato más escondido y olvidado de la estancia. Un retrato que me hace sentir viejo por momentos al mirarlo. Un retratado que al mirarme, rejuvenece al instante.
Me gusta el tono que has impregnado en el relato. Ese final que da miedo, un retrato que «habla» y que rejuvenece (a quién no queda claro, o sí.). Suerte en el retrato de fin de mes.
Gracias Ximens. En el fondo he pretendido darle un tono de homenaje al autor elegido este mes. Intento de alguna forma hacer ver cómo el mundo se le viene encima cuando su esposa muere. Y cómo, al mirarse él mismo en el retrato, siente el paso de los años de golpe al ver la juventud que ostenta el retrato escondido. Ese final que da miedo lo es porque es en ese momento cuando se da cuenta de que la muerte está un poco más cerca. Un abrazo Ximens. Jesús Coronado.
Me gusta como retratas el amor, el compartir tantos años juntos, y la evocación del amor perdido y del paso del tiempo, ahora más triste en soledad. Enhorabuena. Gloria Arcos