FEB138. LA DAMA Y EL RETRATO, de Antonio Diego Araujo Gutiérrez
Me confesaste su secreto un día en que ya sólo quedaba de ti una tupida barba blanca. El retrato te lo regaló un pintor buen amigo tuyo que te robaba las novias dijiste mientras esbozabas una sonrisa pícara porque te enamorabas de sus musas. Ésta es para ti, te dijo, y ésa fue para ti. Te presentó a la dama, una soltera muy pretendida, un imposible, si, ésa fue la palabra que usaste para referirte a ella, un imposible, tu abuela a la que Dios tenga en su gloria era un imposible, tan hermosa que no podía ser que fuera para ti, pero lo fue, lo fue cada mañana, cada noche de vuestras vidas, lo fue hasta que un dios envidioso decidió que ya había sido suficiente y la quiso a su lado. Un día que observabas el retrato te lo dijo, tenía que irse, tú ya lo sabías, te dijo que siempre estaría allí, posando para ti como aquél día en el estudio del pintor amigo tuyo al que se lo encargó deseando que lo vieras, que te gustara, que la cortejaras, que pidieras su mano.
Antonio, muy romantico. Para el amor verdadero no hay imposibles ¨verdad.