FEB147. LA MODELO, de Beatriz Carilla Egido
Después de un año de sufrimiento creyó terminada la obra. Entabló una extraña relación de parentesco con la muchacha retratada, aunque no conocía ni su nombre. Ni quería saberlo.
Aquel día daba sus últimos retoques. Escudriñó el rostro postizo y cetrino, incrustado forzosamente en el lienzo, que le miraba con ojos huecos. Se le revolvió el estómago. En un arrebato, roció la pintura con aguarrás y frotó enérgicamente con un paño. Salió presuroso a la calle dejando las llaves y al espectro de su hijita, dentro de casa. Sentado en el banco de la plaza, como cada febrero, esperaba la aparición de una nueva modelo.
¡Qué bien verte por aquí, Bea! Retrataste muy bien una de las características más particulares de la creación: la autoexigencia. Después de mucho trabajo, a veces las cosas simplemente no salen como tú quieres y hay que botarlas. Estupendo relato que participa, me parece a mí, de la atmósfera del libro inspirador de Febrero.
Un abrazo y suerte!
Agradezco mucho tus palabras. Me animé a participar al leer tu relato y enterarme del tema que me gusta mucho. Me es muy útil para seguir practicando en esto de la escritura.
Suerte también para tí, besicos
El final es sugerente,a aunque no sé si deja demasidado abierto el relato, demasiado en el aire. Felicitaciones.
Gracias por pararte a comentar mi relato Alberto, saludos