FEB48. RECUERDOS, de Jesús Urbano Sojo
Recuerdo que mi hermano Julio se quejaba de que le picaba la camisa, que mi padre decía que iba a echar otro cigarro, mientras mamá me regañaba por haberme despeinado y, con su propia saliva, me dejaba el flequillo como el de Clark Kent. Recuerdo al fotógrafo, que era un hombre cuarentón, algo grueso, con manchas de sudor en su camisa blanca, diciendo que nos situáramos en posición. Recuerdo las falsas sonrisas y la repetición de tomas, con ese característico: \»solo una más, para asegurarnos\». Recuerdo que había que esperar unos días para ver los resultados y que mamá siempre colgaba el retrato en el salón, cada año, como parte de un ritual familiar.
Sin embargo, no recuerdo el momento en que dejamos de hacernos aquella foto todos juntos. Puede que fuera algo repentino, como el cáncer que acabó con mamá.
Un suceso repentino acabó con la madre y con la tradición que ella propiciaba. Triste relato Jesús, pero no cabe duda de que ese retrato familiar formaba parte de una tradición que se acabó echando en falta, junto al hueco de la madre.
Un abrazo y suerte.
Muchas gracias Yashira, realmente las madres son las que propician las tradiciones, en este caso, la muerte de la madre terminó con esa grata tradición. Un saludo.
Retrato costumbrista y con pinceladas de humor muy buenas, y que sin querer acaba pintado con otro color, triste y sucio. Muy bien llevado. Mucha suerte.
Mi idea original era hacerlo solo con toques de humor, pero se me ocurrió ese final tan brutal, así que me decidí a escribirlo. Muchas gracias y un abrazo.
Jesus, el motor de la casa paró y con ella ese y, seguro, otros rituales; pero su recuerdo permanece. Eso es estupendo. Suerte y saludos.
Los recuerdos se embellecen con el paso del tiempo, pero siempre están ahí, es lo bonito de la vida y a la vez lo triste, pues es donde se nota que el tiempo pasa. Muchas gracias y un beso.
Qué tiempos aquellos en los que las familias se hacían retratos y la visita al estudio del fotógrafo era un acontecimiento. Cuántas familias han podido conocer a sus antepasados gracias a esta costumbre. Bonita historia con un final triste. Suerte, Jesús.
Ahora con las cámaras digitales, los estudios de fotografía han perdido mucho prestigio, sin embargo, creo que esos acontecimientos son dignos de recordar. Un beso y muchas gracias.
Me ha encantado la sucesión de imágenes reconocibles (que todos hemos pasado por esa situación de la foto familiar) y ese final tan delicado y cruelmente bordado.
Ay, las cámaras digitales, un adelanto tecnológico, pero un paso atrás para las escenas costumbristas.
Enhorabuena.
Un abrazo.
Muchas gracias Susana, es una pena que se pierdan algunas costumbres, aunque ganemos en ventajas y beneficios. Un beso.
Muy buen relato mi amor, como siempre para mi eres el ganador. te amo cariño!!! kiss
Mi amor muchas gracias, ya sabes que sin ti no podría hacer nada de esto, ya que tu amor es el motor que me anima a avanzar cada día. Te amo.
Unos recuerdos muy emotivos con un final amargo que nos hablan de la nostalgia por los tiempos perdidos. Muy bonito Jesús.
Muchas gracias Paloma. Efectivamente la nostalgia está presente en el final del relato, aunque eso no tiene que ser necesariamente malo, como decían en la película Princesas: tener nostalgia no es malo, eso es que te han pasado cosas buenas y las echas de menos. Un saludo.
Un retrato costumbrista con gratos recuerdos y una realidad triste.
Me ha gustado.
Mucha suerte. Un saludo.
Muchas gracias Ricardo, es un placer leer palabras como las tuyas, que me animan a seguir escribiendo. Un saludo.
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Me encanta el relato Jesús, transmite de forma muy auténtica y real el sentimiento de pérdida. Un abrazo.
Luis Cruz.
Jesús, muy bien narrado, y con un final impactante como todos los buenos cuentos. Un fuerte abrazo amigo, Sotirios.