FEB56. MULATA DE PORT-AU-PRINCE, de Ana Fúster
Nuestro barco arribó a Port-au-Prince el 12 de junio de 1922, y esa noche los hombres, sedientos de ron, juego y mujeres, nos desbordamos por las callejas frente al puerto. A la salida de un cafetucho me crucé con ella. La seguí sin pensarlo, prendido del frufrú de sus enaguas rojas, de su piel de cacao. Rompimos el uno contra el otro con violencia de temporal, y por la mañana fue fácil jurarle amor eterno entre café y caricias procaces. Cuando le dije que la eternidad duraba nueve días no hubo reproches, tan sólo me mordió los labios una última vez y me arrastró hasta un fotógrafo que nos hizo un retrato.
He vuelto a soñar con ella. Apenas cubierta por una fina camisola, danza enloquecida alrededor de una hoguera. Al despertarme, el ritmo salvaje de los tambores aún late en mis pulsos como una maldición. El médico del barco dice que es la fiebre, los delirios del tifus. Pero yo sé que no, y vigilo el retrato: sus enaguas se han teñido de rojo, y mi imagen ya casi se ha borrado. En unos días habrá desaparecido, y ella me habrá enseñado cuánto dura la eternidad.
Muy buena ambientación. Me ha gustado mucho esa historia de pasiones y «eternidades». Un abrazo, Ana. Suerte!
Me ha encantado, preciosa esta historia, engancha hasta el final. Me da que el mal de ese marinero no tiene cura.
Un abrazo y suerte.
Ana, nos ha demostrado que los marineros también tienen corazón. Suerte y saludos.
Que buena historia con la magia y el misterio entrelazado con colores, enaguas, ron y música.
Tu historia es muy visual y tiene todo el color de un buen retrato, aunque se vaya difuminando algún personaje. Suerte y un abrazo.
Muy bonita historia, llena de magia, color y diría de bastante vudú.
Suerte.
Besicos muchos.
Ana qué bien has descrito y ambientado tu relato, lleno de pasión, de mentiras, de magia.
Espero tengas mucha suerte este mes.
Muy bonita tu historia Ana, el ritmo salvaje de los tambores me hace pensar en magia, vudú, en una vorágine febril. Suerte. Ana.
Perdon, quise decir suerte.
Nuria
Precioso, Ana, muy bien condensada esta historia en imágenes.
Un abrazo.
Me ha gustado mucho tu historia. Está muy bien narrada, es sugestiva y nos habla de un mundo que nos es muy poco conocido. El final cierra el relato con un broche de oro.
Muchas gracias a todas por pasaros por aquí a leer y por vuestros amables comentarios. Un abrazo a las «chicas ENTC»:)
Relato marino.
Una mujer en cada puerto, un problema de salud en cada puerto y una fantasía de la eternidad en cada puerto.
En fin, coincide con el número 9, con aquella película de «9 semanas y media», Sonrío. las esternidades juegan al escondite con los amores de puerto que están embotellados en una botella de ron medio vacia o medio llena.
Me ha gustado.
Hace gracia eso de que solamente dejemos comentario las chicas, ellos, más prácticos, quizá estén bebiendo la otra mitad de la botella, o navegando, ejjejejejjjejejejje -es bromaaaaa-, pero ese micro da luz a la imaginación de los marinos de antaño.
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me gusto todo: ritmo, colores, historia… en efecto muy «visual»…
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Buen relato mulato.
Felicidades. María Rojas
Bonito relato, Ana. Todo el relato son letras al óleo. La narración te viste de época. Felicidades !! Un abrazo.
Muchas gracias a todos por vuestros comentarios. Me alegra que os haya gustado. Un abrazo.
A mi me gusta lo que has relatado. Una fecha en concreto para dar verosimilitud al desembarco americano. El ambiente de los puertos y sus alrededores. La noche de pasión y fuego. En embrujo. En fin, a ver si te retratan a final de mes.
Sí, quise buscar una fecha que estuviese dentro del período de dominación americana. Me alegro de que te haya gustado. Gracias por tu comentario y un saludo.
Ana , felicidades por tu mención de enero en la Microbiblioteca, creo que tu relato tiene misterio, sensibilidad y magia, con poesía y un muy buen final.Me alegro.
Anda, Antonia, entonces debe de haber sido éste el comentario por el que se ha enterado JAMS. He sabido de la mención por este blog, y eso que había visto y leído el relato ganador, pero ni darme cuenta de lo otro. Gracias por mantenerme informada 🙂
Ana, es un auténtico placer leer tus relatos. Muy bien narrado con riquísimo vocabulario y muy elocuente. Un fuerte abrazo, Sotirios.
Qué alegría tenerte otra vez por aquí, te echaba de menos. Me alegra un montón que hayas decidido «reincorporarte». Gracias por tu visita y tus palabras y un abrazo.
Muy bien descrito ese desembarco. Podemos verlo todo. Luego esa fugaz historia nos engancha por completo.
Te cuelas entre mis candidatos a los que doy puntos morales para ganar(siento que sirva de poco, jeje)
Saludos
Me alegro de que lo hayas disfrutado. Muchas gracias por tu visita y por los «puntos morales», aunque yo me siento más que feliz con haber llegado hasta ahí. Saludos.
Se acompaña muy bien, con tus palabras, este paseo tan sugerentemente novelesco por ese puerto de canela y rancio francés.
Oye, gracias por la palabra «terna» del otro puerto donde atracas.
No sé que más decirte. Ah… sí, ¡Viva Cartagena!.
Claro que sí, que viva! 🙂
Gracias por pasarte y comentar, y espero seguir leyendo esos relatos, hermosos y necesarios, en los que recuperas la memoria de los que ya se fueron.
Me encanta la ambientación de tu relato, ese mundo decadente, romántico y esóterico de las colonias de ultramar es muy sugerente. El personaje de la sensual haitiana es muy interesante y está muy bien trazado… Toda una exótica femme fatale! Enhorabuena y suerte, espero verte arriba este mes. Un beso.
Pues la verdad es que resultó «femme fatale» al pie de la letra para el pobre marinero, fatal del todo… Muchas gracias por tus palabras y un abrazo.
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Me gusta, fotografía maldita anunciando desenlace final. LO de que la eternidad dura 9 días muy bueno y verídico.
Sí, y hasta menos de nueve. Algunos, cuando juran amor eterno, están hasta convencidos de ello cuando lo dicen, lo que pasa es que luego cada uno mide la eternidad con distinta vara… Gracias, María, un abrazo.
María, ayer te dejé un comentario pero no ha aparecido. Sólo te decía que algunas personas tienen un concepto muy elástico de la eternidad, y otras simplemente se lo creen cuando lo están diciendo pero luego todo se diluye. Muchas gracias por la visita y tu comentario, un abrazo.
Sí, eso mismo quise decir yo, ay quien jura amor eterno sindo consciente de que es efímero, y quien cree que es para siempre sin saber que significa la frase, pero en tu cuento son sinceros, y eso siempre está bien. Me gusta tu cuento de la microbiblioteca, a ver si un día me animo y presento algo allí, besos Ana.
Dios, Hay con hache…, siEndo, que no se entere Antonia…
Excelente Ana, tremendamente visual, una historia muy bien narrada, que avanza con el ímpetu de la escena que narra. Me ha gustado un montón. Enhorabuena una vez más. Un placer leerte.
Es un relato excelente, Ana. Me ha gustado muchísimo en todo su desarrollo y el final me parece perfecto, un gran broche. ¡Enhorabuena!
Saludos afectuosos.
Felicidades, Ana, por tu premio del mes. En las segundas lecturas gusta más, y cuando esté impreso… Enhorabuena.
Muchas gracias, Ximens. Por cierto, en mi caso tus comentarios tienen un efecto profético. No es la primera vez 🙂
Muy bueno, Ana. No llegué a leerlo antes pero he tenido el placer de hacerlo ahora y me ha gustado muchísimo. No me extraña que haya ganado. Hace hervir la sangre.
Enhorabuena por el premio!!!