73. FIN
Aquella mañana, una gran ballena le dio los buenos días en el salón. No podía seguir así.
Primero llegaron los duendecillos, que jugaban al escondite en el dormitorio. Después apareció el hombre sin cabeza, que veía la televisión con un cuenco de palomitas. Más tarde aquel marciano que no aguantó un pequeño resfriado, los caballeros que organizaban justas espada en mano en el pasillo, las princesas que se encerraban en el cuarto de baño, el extraño niño de madera que escribía con la nariz en las paredes…
Organizaban fiestas, asaltaban su frigorífico, arrasaban las provisiones, se probaban sus vestidos, usaban su ordenador…
Alicia sabía cómo terminar con todo aquello. Y había llegado el momento. Avanzó entre la multitud y llegó hasta el viejo libro que le había regalado el casero y permanecía abierto en un rincón. Cuando lo cerró desaparecieron uno a uno todos los visitantes de la casa hasta que solo quedó ella que, aunque se buscó en el espejo, no se encontró.
Genial relato Ignacio, dan ganas de estar ahí con Alicia y disfrutar de esos personajes tan variopintos. Me encanta tu estilo escribiendo, se disfruta mucho al leer.. Curiosamente el mes pasado yo empecé también con una ballena. Siempre impacta un cetáceo de primeras.
Mucha suerte!!
Ya decía yo que la ballena no había llegado por casualidad a mi mente. Recuerdo que hubo tormenta el otro día… Debió dejar poso. Eso es que era bueno (habitual siendo tuyo).
Gracias por el comentario.
Nos vamos leyendo…
¡Fantástico! en todos los sentidos.
Muchísimas gracias
Ignacio, la fantasia se visualida, y ese ritmo de situaciones se vive. Bien contada esta historia de clásicos. Suerte y saludos
Alguno no cerraría el libro… Gracias por tu comentario. Saludos.
He pasado un buen rato, con tu fantástico relato.
Suerte.
Ignacio, lo primero, decirte que me alegro de leerte también por aquí. Lo segundo, has creado un simpático y ameno homenaje a la fantasía, con un toque final que redondea y sorprende, por supuesto que Alicia es otro personaje, pero eso no lo sabemos hasta el final.
Me ha gustado, como todo lo que haces.
Suerte y un saludo.
Eres mi Dios, ¡estás en todas partes!
Gracias sinceras, Ángel.
La última frase carga tu historia de sentido y la hace redonda redonda. Mucha suerte 🙂
Es la intención, no sé si se entiende lo suficiente, pero ya lo ha diseccionado Ángel con precisión.
Curioso relato que, como algún otro este mes (entre ellos el mío, jeje), se puebla de personajes. (Y también yo hago alusión a la ballena blanca.)
Y qué lástima de «Fin»: fin de la invasión de la casa, pero también de la imaginación, de los personajes, de sí misma…
Me ha parecido muy interesante la idea y su resultado. Suerte, Ignacio.
Es lo que tiene esto de la literatura, los personajes permanecen vivos solo mientras están abiertas las páginas…
Muy buen relato. Alicia, siempre Alicia, y las ballenas llenas de magia.
Felicidades
Felicidades, Jesús, ya estás en el libro.
Anda, no te asociaba el nombre a tu ¿seudónimo? y resulta que sin saberlo ahora te sigo en Twitter y por aquí. Justo el mismo día que te acababao de felicitar por tus twitrelatos, mira por donde te tengo que felicitar por tu redondo relato que va directo al libro.
N’horabuena Jesús. De cabeza al libro 🙂
Gracias a todos… Es un honor y un orgullo compartir este espacio con vosotros.
Pues sí Lorenzo, sí, cosas de la doble personalidad…
Felicidades, Jesús. Normal que esté entre los primeros.
Abrazos.
Felicidades Jesús. Un relato redondo que se me escapó entre los muchos que había por leer. Menos mal que el premio me ha permitido leerlo.
Un abrazo