34. Finales. (Nuria Rodríguez)
Se sienta frente a mí y pide un café cortado. Tenemos cita con el abogado a las cinco de la tarde, en poco más de media hora, todo habrá terminado.
Al mirarle a los ojos y no reconocer en ellos al chico del que me enamoré, me invade una extraña sensación de pérdida.
Le hablo de cosas triviales, como el trabajo y en lo loco que está el tiempo. Es abril y sin embargo yo, estoy helada. Él me habla de su último proyecto, pero ya no le escucho.
Me he trasladado hasta el portal de mi casa treinta años atrás donde nos dimos el primer beso, aún puedo notar como las mariposas martillean mi estómago. Me escucho diciendo un “si quiero” con tanta emoción que apenas me salen las palabras. Le veo acunando a Lucía, nuestra hija y siento tanto amor que llego a temer que mi corazón explote.
Su voz diciéndome que ya es la hora, me devuelve a la realidad.
Apurada, me bebo un café ya frío y a pesar de que lleva bastante azúcar, me resulta el trago más amargo de mi vida.
Quién nos ha visto y quién nos ve. Lo que va de ayer a hoy o la historia de un desamor, con el contraste de un inicio mágico y un final doloroso y con tintes de fracaso. El pasado es un sueño fallido, frente a un presente y futuro sórdido y amargo.
Un relato que nos muestra la importancia de los principios, desde luego, pero no menos la trascendencia del final, haciendo bueno el dicho de que es el tiempo quien quita y da razones, confirma o desmiente.
Un abrazo y suerte, Nuria
Gracias Ángel por tus siempre amables palabras. Es cierto que aunque a veces queramos cerrar una puerta nos resulte muy difícil no mirar atrás.
Abrazos.
Las rupturas siempre son frustrantes y dolorosas. Y cuando, además, afloran recuerdos bellos que pertenecen a esa etapa de nuestra vida compartida , no es de extrañar que para la protagonista del relato sea el trago más amargo de su vida. Creo que esa última frase describe muy bien la situación. Y aunque es mejor acabar de la mejor manera posible, la destemplanza del momento parece inevitable. Mucha suerte, Nuria. Un abrazo.