26. Flecha
Con tu pelo negro y blanco, adornado por una pequeña franja de color azafrán cerca de tu boca, mirabas con tus ojos limpios a todo el que se te acercaba, moviendo alegremente tu rabo en señal de bienvenida.
Pero todo cambió cuando nació el pequeño de la casa. Entonces- añorada Flecha- te ponías en guardia y sólo permitías que se le acercaran aquellos a quienes yo les autorizaba para que le ofrecieran una caricia.
Y al crecer el niño te convertiste en su mejor amiga. Realizabais carreras por el largo pasillo-cada uno a su ritmo- él, conduciendo su taca-taca, y tú, esquivándole, antes de darle un lengüetazo en señal de cariño.
Pero también os peleabais. Siempre intentabas cogerle por sorpresa el trozo de pan que mordisqueaba con sus pequeños dientes o mi zapatilla para quedarte con ella.
Sin embargo- mi fiel Flecha- el recuerdo que más me ha marcado de tu paso por mi vida está teñido por el sufrimiento.
Cuando la cruel enfermedad te atrapó entre sus garras, a pesar de nuestros esmerados cuidados, y aunque la muerte ya te rondaba, esperaste a que llegara para que pudiera despedirme, antes de irte directa hacia el cielo de los canes.
Cien por cien sentimiento en este cuento que no es cuento, sino realidad. Dime que no me he equivocado. 🙂
Sí, Edita. Es real. Se trata de mi perrita, que vivió 15años. Era alegre, divertida, fiel como ella sola. Me ofreció grandes momentos y cuando se murió dejó un gran vacío en nuestras vidas. Doscientas palabras no llegan para expresar todos los sentimientos que despertó en mi, los ratos tan divertidos que pasamos juntos con sus tres camadas de cachorros, los paseos por el campo, las trastadas que hacía, el recuerdo que dejó en los muebles de la cocina en forma de mordiscos, que te voy a contar. Son infinidad de recuerdos, de momentos vividos con la mejor amiga que uno puede tener. Un gran beso para este 2017, querida Edita.
Nos cuentas, con sencillez e inocencia, lo que son capaces de hacer algunos perros para devolver el cariño y los cuidados que otros les han dado. Enhorabuena, Gloria. Un saludo y suerte.
Sí, Jesús son momentos vividos por mí, en primera persona con mi primera mascota, con la que descubrí el afecto tan inmenso que se puede sentir hacia un animal, y que él te devuelve con creces, con una lealtad sin límite. Ese pequeño ser vivo se acaba convirtiendo en parte imprescindible de tu vida, y cuando se va, deja un gran vacío. Muchas gracias por tus comentarios. Un fuerte abrazo. Gloria
Hola, Gloria.
La perra guardiana primero y luego amiga del niño. Aquella que, entre tanta conducta ejemplar, ofrece a su dueña la de enseñarle los viejos colmillos a la muerte, entretenerla hasta que la mujer llegue a casa. Un texto en el que manejas muy bien las emociones, para evidenciar uno más, si acaso el más sobresaliente del comportamiento de los canes, que siempre devuelven con creces el afecto que se les dispensara. Un texto que me gusta, mucho. Un beso
Muchas gracias, Martín. La verdad es que dudé a la hora de escribirlo después de leer las historias del resto de escritores, más fábuladas. Pero esto es lo que me pedía el cuerpo, dedicarle un sentido homenaje a mi preciosa y añorada Flecha. Gracias por tus palabras tan agradables. Me animan a seguir escribiendo. Recibe un fuerte abrazo de Gloria.
Fieles, respetuosos con los niños, guardianes de los suyos, cariñosos y agradecidos como nadie. Se les tiene que querer y si hay un cielo les corresponde un espacio propio. Al igual que Edita, tengo la impresión de que hay autobiografía en este relato, lleno de ternura y detalles contrastados en el tiempo. Ya nos dirás.
Un abrazo, Gloria
Tanto tú como Edita tenéis razón. Mi adorada Flecha existió. Era una perrita de caza, que disfrutaba enormemente en el monte buscando el rastro de los conejos. Nos la regalaron de recién casados, y se convirtió pronto en otro miembro de la familia. Fue muy triste cuando vinimos a Madrid a terminar la carrera y a buscar trabajo.
Como vivíamos en una habitación de una familia no la pudimos traer. Entonces se la dejamos a mi suegra, creyendo que la cuidaría bien. En vez de eso decidió encerrarla, a ella que disfrutaba siendo libre.
Cuando volvimos por vacaciones y la vimos en los huesos, triste, con una mirada lastimosamente y encerrada en aquel cuchitril decidimos alquilar un estudio en Madrid para poder llevarla. Enseguida revivió, volvió a ser la de siempre, alegre, imparable. Y ya desde entonces y hasta su muerte no nos separamos . Fueron quince años INCREÍBLES. Gracias a Flecha y por supuesto a ti, Ángel por tus preciosas palabras. Un abrazo muy fuerte. Gloria
Quienes somos perreros comprendemos tu relato como parte de algún momento de nuestra vida. Es tan real que duele y trae recuerdos que creíamos superados.
Gracias por compartirlo.
Un abrazo y suerte.
Muchas gracias, Molina por tus palabras. Veo que entiendes esos momentos tan intensos vividos. Los mejores son su entrega, su alegría y lo peor su pérdida, que duele tanto y nunca se olvida. Un beso muy grande. Gloria
Perdona el teléfono siempre me hace de las suyas, El Moli.
Gloria que reltato tan bonito y tan lleno de sentimiento. Es verdad que forman parte de nuestras familias como uno más. Y el dolor que deja su ausencia es terrible. Pero siempre nos queda el recuerdo de su cariño y los días que disfrutamos con ellos.
Besos grandes Gloria
Muchas gracias Asun.
Sí, la verdad es que acabamos queriéndolos como a un miembro más de la familia y acaban haciéndose imprescindibles. Por eso, cuando se van nos dejan un gran vacío y un gran dolor, que cuesta mucho mitigar, aunque nos queda su recuerdo que nunca se marchará. Recibe un gran beso de Gloria para ti y Feliz 2017.
Sentido homenaje a alguien que estoy seguro que no se ha ido del todo y que os sigue protegiendo a su manera. Gracias por compartirlo con nosotros. Un abrazo y suerte.
Muchas gracias por tus comentarios, Juan Antonio. Sí, al menos sigue estando en nuestros corazones y en nuestros recuerdos. Un abrazo muy fuerte. Gloria
Gloria, gracias por compartir esos sentimientos tan tiernos. Suerte y saludos. Feliz 2017¡¡¡
Muchas gracias a ti por tus comentarios. La verdad es que la quería tanto, que al leer la palabra perro solo pensé en ella, en mi preciosa y cariñosa Flecha, de la que nunca me olvidaré.
Este homenaje tan sentido y cariñoso a tu perro Flecha ha debido de servirte, Gloria, para suavizar tu dolor por la pérdida. Yo soy de la opinión de que hablar o escribir sobre los que queremos y que ya no están, nos hace sentir reconfortados, puesto que, de algún modo, los revivimos, al recordarlos.
Un abrazo.
María José, yo soy de la misma opinión. Aquellos que ya no están reviven cuando alguien que les quiso piensa e él /ella. Mientras exista el recuerdo de esa persona o animal ese sigue existiendo. Es el mejor homenaje, recordar a quien tanto se ha amado. Gracias por tus palabras y que continúes teniendo tanto éxito. Un saludo afectuoso. Gloria
¿Habrá un cielo para perros?… Lo que no dudo es que el infierno si existe para un gran número de ellos, pero en vida, no después de muertos.
Emotivo relato, que seguro estará basado en una historia real.
Un abrazo gloria, y suerte.
Yo no sé si lo habrá pero ň tengo dudas de que para estos perros adorables debería existir, aunque lo que tampoco poco en duda de que para muchos el infierno no lo viven aquí. Muchas gracias por leer y comentar. Un fuerte abrazo de Gloria
Perdona, el teléfono me cambió el sentido de la frase. Quería decir que muchos ya viven el infierno en vida. Gracias
Gloria lo que cuentas te define como eres, una buena persona.
Comprendo lo que sentís por las mascotas, pero por la pena que produce su muerte, yo no las quiero tener.
Un beso
Tienes razón. Por eso durante mucho tiempo nos resistimos muchísimo a tener de nuevo mascota.
Solo transigimos cuando uno de mis hijos pasaba por un período depresivo y le compramos un hámster, que aunque vivió tan solo dos años y medio, hizo que mi hijo saliera del pozo en el que le había metido el acoso escolar del que fue objeto.
Le sirvió de apoyo, le hizo sentirse querido y aprendió que él era imprescindible para conseguir el bienestar de otro ser vivo, además le sirvió para aprender responsabilidades y a querer a alguien con delirio.
Después el pequeño nos pidió otra mascota cuando el hámster murió y esta vez les compramos dos periquitos. Tuvieron tres pero tras la muerte de la última periquita ellos mismos decidieron que no iban a tener más animales de compañía pues cuando morían se quedaban muy tristes.
Qué bonito y emotivo relato Gloria.
Un saludo
Me alegro que te haya gustado Edita. Lo he escrito como me ha salido del corazón. Adoraba a mi perrita y sufrí mucho cuando la perdí, pero pervive en mi recuerdo para siempre. Un abrazo. Gloria
Una preciosa manera de dar homenaje a quien fue tan fiel amigo. Ellos son generosidad pura y como “Flechas” acuden a tu llamada siempre que los necesitas.
Seguro que está en el cielo de los canes mirándoos con esos ojos limpios.
Un beso Gloria.
Sí, eso espero María Belén. Desde luego se lo merece. Cuídate mucho. Hasta pronto. Un beso muy fuerte. Gloria