44. Flor de almendro (Javier Ximens)
Mi abuela se recogía el moño con aquel tipo de redecilla, pero no era lo mismo. A mí me gustaba mucho más en las larguísimas piernas de las bailarinas que anunciaban las funciones del Teatro Chino de Manolita Chen. Por entonces, yo estudiaba en el seminario de Toledo pero, al llegar el verano, volvía a Talavera de vacaciones y echaba una mano a mi madre, como recadero en su mercería. Cuando tenía quince años, la mañana del primer día de las ferias, una joven de belleza forastera trajo varias medias de nailon para que mi madre le cogiera los puntos, pues la zurcidora del teatro se había roto. Así fue como conocí a Adelina Li-Mee —cuyo significado chino dijo ser «flor de almendro»—, una chica que quería ser cantante y vedete, pero aún no tenía la edad. Por la tarde se las llevé reparadas, y me lo enseñó todo: el mundo multicolor tras bambalinas, dónde finalizaban las piernas con medias de mallas, cómo se colocaban las ligas, qué se ocultaba bajo las estrellitas sobre los pechos… Todo. Agradecido le entregué mi virginidad. Cuando terminaron las fiestas, Li-Mee se marchó con el teatro, y se llevó mi vocación.
Que maravilla de texto, Javier, como no podía ser manos tratándose de tamaño artista. El Arte con mayúsculas se recrea en tu texto a través de los ojos de ese muchacho entre bambalinas, de las estrellas de los pechos de las bailarinas hasta las medias de red, tan evocadoras.
Nostalgia también hay a raudales por tu texto, nostalgia de ese Arte que levantaba vuelo de palomas y silencio total. Reverencia también, ante quien ha sabido expresarlo de tan buenas letras.
Enhorabuena y no te digo suerte, porque quien escribe así, no la necesita.
Abrazo.
*No podía ser menos (perdón por la errata de » no podía ser manos»)
Hola, Javier.
Texto como los tuyos, sin alardes estilísticos pero sumamente efectivo. Escrito en primerísima persona y, a lo que parece, con visos de verosimilitud. Pues qué manera más hermosa de perder la virginidad, o de entregarla, como tú dices. Ya la hubiera querido yo así para mí. Y muy bueno el modo de poner de manifiesto esa sensualidad velada que se revela, que te reveló esa chiquita oriental El único defecto, y no deja de ser un piropo: lo que decía Monterrosso, el del famoso dinosaurio, ante algunos relatos: es demasiado perfecto. Un abrazote.
Javier, fluido y con bellas descripciones e imagenes; se lee bien tu relato de romantica historia de adolescencia. Suerte y saludos
Como otros compañeros se han adelantado señalando las bondades de tu relato, y, a menudo, sueles quejarte de que no solemos indicar los posibles fallos que podamos apreciar…
Me atrae la sencillez realista, por definirla de algún modo, de la historia. Aunque, por supuesto, no soy demasiado conocedor de las normas de escritura, creo que hay varios errores de puntuación y de falta de claridad en el texto.
En la primera frase, pondría una coma delante de pero. El punto está separado de la palabra anterior. En la oración que comienza con por entonces también echo a faltar alguna coma. En la frase siguiente pondría coma delante de pues; además, “interpretativamente”, me resulta liosa (aunque entiendo lo que dice). Trajo las medias a la mercería, ¿pero para que le cogieras los puntos tú o tu madre? Lógicamente, tu madre, pero creo que no está suficientemente claro con esa redacción. También tengo dudas sobre si es le o les; no sabría decir el motivo, pero me suena mejor “para que ella le cogiera los puntos a las medias”. Como en los casos anteriores, creo que delante de pero va una coma. Lo mismo en y me lo enseñó todo. Después de todo, yo pondría dos puntos, pues ese mundo multicolor fue lo que te enseñó. Las siguientes preguntas las pondría con signos de interrogación e, incluso terminaría con puntos suspensivos, porque después reaparece y remarcas el Todo. Delante del último y también iría coma. Son opiniones subjetivas, insisto. También insisto sobre que me ha atraído y gustado mucho la historia. Un saludo y suerte, Javier.
Muchas gracias, Jesús. Estudiaré con interés la puntuación que propones.
Xavier, te vistes de prosista… y yo leo en clave poética ese adolescente despertar de los sentidos, esa primavera vital, ese simbólico nombre: «Flor de almendro»…
Intramuros de ENTC es primavera.
Un afectuoso saludo y suerte.
Se llevó su vocación, que no su corazón. Descubrió qué quería ser bailarina? No me extrañaría, la verdad. Eso sí no le veo en el seminario, no le veo.
Ay, la de estragos que hacen los forasteros en los pueblos, ay.
Muy bien.
Vaya, vaya, usa estoy viendo esos ojos abiertos escudriñando la malla y luego más tarde, cerrados obligatoriamente por el éxtasis.
Imagino que otra vocación nació ese día.
Sugerente y tierno es tu micro. Me gusta mucho.
Buenas noche Ximens.
¡Cómo me gustan las historias con tinte oriental, XIMENS! Y ésta no ha sido la excepción, porque quedé atrapada en sus redes, más bien, «redecillas», jaja
Cariños,
Mariángeles
Felicidades Javier. Me ha gustado mucho tu relato, su evolución, los detalles y la atmósfera sugerente. El final, agridulce, tierno y contundente… como muchas veces la vida. Un abrazo.
Creo que solo puedo decir que me ha enamorado esta historia sin artificios, llena de oficio y sensibilidad, llena de imágenes y sensaciones, momentos que uno casi puede ver como una buena película de posguerra, de cuidad fotografía e impecable guion. Mi más sincera enhorabuena Javier.
Bonito y buen relato.
Un confortable otoño.