76. Fotos de perfil
En nuestras calles borramos los números de las puertas y pusimos fotografías. En algunas aparecemos ataviados con disfraces estrafalarios, de espaldas, viendo un amanecer a contraluz, o tapándonos la cara. En otras mostramos un perro, la luna, manos entrelazadas, o fachadas anónimas con ventanas de colores. Detrás de cada una se esconden dos tipos de historias: las que queremos enseñar y las que ocultamos, para evitar visitas que alteren nuestra rutina. A veces, un despistado se pasea buscando a algún conocido, pero, después de arrugar el entrecejo ante nuestras imágenes, mueve la cabeza de un lado a otro mientras se marcha derrotado por la incertidumbre y la extrañeza.
Los últimos que adquirieron una casa fueron Paco y Margarita. Nos contaron que sus familias y amigos los abandonaron, y estaban seguros de que nadie vendría a verlos. Tras pedir permiso, les dejamos que colocasen su foto más actual, a pesar de no estar camuflados. La revelaron en la estación donde pararon a comer y a reirse, imaginando las caras y carreras del personal del asilo al descubrir sus camas vacías. Poco después, reanudaron el viaje hasta nuestro barrio, donde llegaron, tras descarrilar el tren, en un abrir y cerrar de ojos.
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Excelente ese barrio de seres anónimos que no esperan visitas. Refugio ideal para esa pareja de entusiastas amantes.
Suerte y abrazos, Pablo.
Muchísimas gracias, Rafa. Ya ves, ahí están tan tranquilos en ese barrio lleno de paz.
Un abrazo.
Pablo
Qué buen sitio para perderse esas calles que has imaginado, donde reina el anonimato total, un espacio en el que, aunque busquen nunca encuentran a nadie. Una vez escuché que la buena literatura es la que es capaz de crear nuevos mundos, tanto da que sean lejanos o estén al lado.
Olé por esa pareja de ancianos traviesos, con las cosas claras y ganas de vivir. (Ya te preguntaré en privado la dirección de ese lugar tan particular).
Un abrazo y suerte, Pablo
Gracias por tu generosidad, Ángel. Si yo fuera profesor de una escuela de escritura, que no lo soy ni de lejos, una de las tareas fundamentales que pondría a mis alumnos sería leer, además de tus relatos, tus comentarios. Se aprende muchísimo contigo, y enriqueces siempre el relato que comentas. Es una suerte contar contigo siempre.
Un abrazo.
Pablo
Bonito barrio ese que al menos les hace reír a la parejita de ancianos. Un final inesperado y muy original. Suerte.
Besicos muchos.
Muchas gracias, Nani. Me alegro que te haya gustado y que te hayas pasado por este barrio donde todos descansan en paz, y en armonía.
Un beso.
Pablo