83. Fracasado
Que recuerde, siempre he querido ser un supervillano. Me chiflaba la idea de ir por ahí haciendo el mal supremo: raptar a jovencitas inocentes, destruir barrios enteros, robarles caramelos a los niños, tirar papeles al suelo… cosas así. Pero por más que lo intento (y mira que lo intento), no sé cómo me las apaño pero siempre acabo haciendo el bien, sin mirar a quién. Yo que soñaba con ser temido por todos, resulta que soy adorado como un maldito superhéroe. Qué vergüenza para mi familia; qué enorme deshonra. Provengo de una estirpe de villanos de la peor calaña con una larga tradición de fechorías. Desciendo de manera directa del Hombre Termita, que agujereaba edificios gracias a sus prominentes incisivos, y de Madame Alquitrán, que sembraba el caos provocando socavones en las carreteras con sus zapatos talla 49. Mi propio padre era un megavillano, el peor de todos: Políticoman. Carecía de escrúpulos, y si los tenía, se los cargaba. Más malo que un yogur de ajo. Manejaba el poder de la corrupción como nadie. Era una bestia. No como yo, que intento atracar un banco y salvo a una pareja de ancianos sin querer.
Qué fracaso de villano.
Jaja, genial, me recuerda aquella vieja canción de Barón Rojo titulada ‘El malo’ en la que el protagonista se empeñaba en serlo pero no había manera, aunque por motivos diferentes.
En la canción el ‘problema’ de alguna forma se acaba resolviendo. Por si sirve de algo…
Mucha suerte, un abrazo!!
Aquí me parece que el problema se mantiene, jeje.
Muchas gracias, J. Ignacio, y otro abrazo.
José, original forma de ser superheroe, bienvenida sea si rompe las cadenas. Suerte y saludos
Muchas gracias, Calamanda.
Saludos. 🙂
Buenísimo, un poquito de sonrisa siempre viene bien.
Me ha encantado.
Lo del yogur de ajo no lo había escuchado nunca, jajaja.
Y los Politicoman esos son los peores.
Venga, un abrazo. Y muchísima suerte.