137. FRECUENCIA EMOCIONAL
Cuando detecto su frecuencia alterna cerca, mis válvulas se iluminan. Mi condensador se excita, mi transformador se dispara, mi oscilador fluctúa, mi altavoz vibra y todo mi chasis tiembla. Mis diodos rebotan, los filamentos se me derriten, las placas se me fusionan y las bobinas se me electrizan.
Y en cuanto su mano ajusta la aguja de mi dial me convierto en un superheterodino y solo puedo emitir a mil kilociclos por segundo: Je t.aime….
Que derroche de sabiduría radiomecánica, Antonia. Yo que cuando veo un cable me pierdo… Superheterodino, ¡qué magnífica palabra!. Ya me puedo acostar…
Me ha encantado tu precisión emocional. Un beso grande.
Gracias Eva, tú sí que eres superheterodina 🙂 Otro beso y buenos sueños.
jajaja. Un relato corto y divertido.
Felicidades y buen tiempo.
Yo sí te agradezco a ti tu comentario, Ana. Besos.
Lo hice corto porque con ese lío de piezas tuve que cortar por lo sano 🙂 Me alegro de que te rieras, Maria. Abrazo.
Toda una maestra de los entresijos de la radio. Ágil y divertido, amor en un ajusta de dial.
Genial Antonia.
Besos y suerte
Es que mi padre hizo la mili en transmisiones y era montador de radios, he visto alguna tripa, pero más que nada ha sido imaginar.
Gracias por tu comentario y un beso.
Espero que hagan el amor con frecuencia, jajaja. Originalísimo y muy divertido, Antonia. Abrazos.
Ya sabes :»El amor está en el aire».
Gracias ,Salvador. Abrazos.
Aunque no tengo ni idea de qué cosa sea eso del superheterodino, sí te diré que me gusta tu relato, Antonia, porque creo que es el único en el que la radio es la verdadera protagonista. Única y auténtica. Como tú.
Besos.
Pues debe ser sentirse tan feliz como se siente una cuando le dicen cosas tan agradables como tú me has dicho. Sabes que te aprecio mucho. Gracias y un beso herciano, Carles.