71. FUEGO CÓMPLICE (M.Carme Marí)
Los travesaños de la chimenea, ennegrecidos por los años, han visto quemar tantas cosas… Algunas que la madre no llegó a tiempo de salvar, como la muñeca de Amalia, que según Sara tenía un vestido más bonito que la suya. Y otras que no supo entender hasta años más tarde, como aquel sobre.
Fue Sara quien encontró la carta bajo la puerta y, tras leerla, tiró airada el sobre al fuego y tendió la nota a su hermana. «Es de Ernesto. Lamenta la situación creada entre nosotros tres. Dice que partirá hacia la capital y me propone huir con él, me esperará al final del pueblo a las cuatro. Pero no puedo hacerlo, Amalia, sabiendo que empezasteis siendo novios vosotros y lo que todavía sientes por él». Amalia, desengañada, la instó a acudir a ese encuentro y Sara volvió a negarse. Las dos hermanas se fundieron en un abrazo, desbordando lágrimas.
Cuando, años más tarde, la nueva maestra del pueblo animó a los mayores a aprender a leer, la madre pudo dar significado a esa inicial que tardó en arder de aquel sobre, parecida a un sombrero de bruja puntiagudo, tan diferente a la S con sus curvas.