13. FUEGOS FATUOS – EPÍFISIS
Hace una semana, como tantas veces, fui a por hierba para mis conejos al cementerio. Era una noche de tormenta, me encaramé a la tapia y de un salto caí entre las sepulturas, las ropas, empapadas.
Metí en el saco hierbajos a puñados, cuando frente a mí, una luz verdosa, fluorescente me llamó la atención, al acercarme, la lápida que pisé se hundió y caí sobre un féretro que se hizo astillas y acabé entre huesos y una calavera que me sonreía, con restos de carne y un gusano en la órbita. Grité.
Trepé como pude y al saltar el muro, los zarzales me desgarraron el cuerpo.
Desde entonces, las heridas aumentan y un líquido seroso, hediondo y con una luz que fluctúa por la noche, moja las sábanas.
Hoy, la gangrena alcanza a la cintura y cuando caigo en la semiinconsciencia, noto como me licuo y como la parte inferior de mi cuerpo es una masa informe. Nunca creí en los fuegos fatuos, pero ahora mismo que estoy escribiendo, oigo pasos tras la puerta, los cencerros de la Santa Compaña suenan y una luz se filtra por la puerta y se une a la mía, como una aurora
Demonios, vaya historia truculenta te has sacado del capazo.
Realmente has conseguido trasladarme a esa Galicia rural preñada de mitos y leyendas, aunque como decía el otro… Haberlas, haylas.
Esta noche volveré a ver EL BOSQUE ANIMADO en tu honor…
Gran película Modes, No recordaba por la edad el nombre del protagonista, pero nuestro Alfredo Landa hace un papel impresionante y luego al ver el libreto de W. Fernández Flórez, leí de pequeño comedias de él que me encantaron. Gracias por traer a mi recuerdo tan buenas gentes.
Un abrazo
¡Ay, Epi!
Pero a quién se le ocurre ir a por hierva al cementerio.
Allí no hay que ir, ya se encargarán de llevarnos. (Bueno, sólo de visita, y de día)
Como a mi me gustan las historias de miedo, con sorpresas y esas cosas,pues esta tuya ME HA ENCANTADO.
Felicidades. Besos.
Acabo de darme cuenta de que he puesto a hervir la hierba, je, je…
Ponte la mano en los ojos cuando lo leas.
(esto no me lo voy a perdonar «hierba, hierba, hierba»)
Tu nombre me sabe a hierba y con esas rosas en tu avatar, Virtudes, donde esté un cementerio bonito que me quiten el pub. En Madrid tenemos cementerios preciosos con esculturas de época, árboles que se introducen entre las lápidas y la parafernalia de los romaníes en sus sepulturas que parece un mercadillo.
Un beso
No se dice expresamente, pero el escenario no puede ser otro que el de la Galicia profunda y mágica, y todo por un puñado de hierba. Un texto muy interesante, lleno de matices y la fuerza de la magia. Un saludo.
Podría perfectamente ser Galicia, Ángel, coge el coche y vete a San Andrés de Teixidó y en la carretera y entre la bruma que ampara a los caballos salvajes, verás fuegos fatuos y a lo lejos en el mar, en los mástiles de los barcos, los fuegos de San Telmo.
Un abrazo
Epífisis, gran leyenda has creado. Estridente descripción de la caída en la sepultura y final becqueriano excelente. Suerte, empiezas a lo grande el mes.
El contacto con cadáveres y la milicia enseña que no somos nadie ni de ninguno y que polvo somos y ojalá que en un polvo muramos. Buena forma de morir, no se sufre.
Un abrazo Lorenzo
¡Si es que no se puede perturbar el descanso de los muertos! Buen micro de terror. Saludos
David, mi primer certificado de defunción, por no quedar mal, me encerré con el cadáver y menos acostarme con él, le hice lo del espejo, le pinché en varios sitios, temía quedar mal si luego se despertaba como en la catalepsia de E.A.Poe. Así que no me hables de perturbar a los muertos, que cuando quieren lo hacen Auh Auhhh
Un abrazo
Pues nos has llevado, como dicen por aquí, a esa Galicia de leyenda. Me gusta mucho como has descrito la metamorfosis. Mucha suerte 🙂
Gracias Juan Antonio, no pensé en Galicia cuando lo escribí, pero puede ser perfectamente.
Un abrazo
alejandro, real o ficiticia esa metamorfosis le está comiendo la vida; tras esa experiencia no es para menos. Original entorno y situación la que nos has contado con buen ritmo y claras imagenes. Suerte y abrazos
Metamorfosis, la que estoy sufriendo Calamanda, que ya no se quien soy ni lo que quiero. De mi antiguo ser solo he podido poner la palabra conejo como algo sexual ja ja ja.
Un beso
Epi, si la intención, al escribir este relato, era asustar lo has logrado, muy bien logradas las descripciones. Hay que acostumbrar a los conejos a comer hierbas del patio de la casa, las del cementerio tienen efectos secundarios. Buena apuesta, suerte.
Saludos.
Desde que escribí este relato, Beto, no puedo mirar fijamente a un conejo sin estremecerme y bueno más cosas.
Un abrazo
Buenísimo el relato Alejandro, me encanta. Me gusta la redacción, las descripciones y, cómo no, el terror muy bien logrado. Un saludo.
Ana, gracias, es lo que quería transmitir con este cuento.
Un beso
Hola, Epi. ¡Cómo es eso que te fuiste a conseguir hierbas para los conejos en un cementerio! ¿NO sería que ibas por HIERBA de otro tipo a ese lugar tan lúgubre? Es que por ahí no llega la policía a esos «hierberos» nocturnos…
Te felicito por esa frase de inicio tan poderosa que capta la atención inmediata del lector. De sobra está decir que me encanta que hayas elegido el terror para deleitarnos en esta ocasión.
Un abrazo, don Epi.
Patricia, no te creas, mi intención era un cuento erótico y empecé con el conejo y me fui por las ramas o fue por la hierba.
Un beso
Se me han puesto todos los pelos de punta ( si todos ). Menuda historia con fuegos fatuos incluidos. Está muy narrada la historia con todos los tintes de narración macrabra.
Un beso entre las tumbas jejej.
Un beso entre las tumbas, botellón, que atractivo Puri, aunque lo de los pelos me recuerda un encuentro con un erizo y prefiero esperar.
Un beso lapidario
Epi, hay muchos cuentos y fábulas sobre el fuego fatuo, tú lo has narrado magistralmente. «Los pasos tras la puerta» hacen pensar que son almas que se unen a la del protagonista. Me ha gustado mucho. Abrazos.
Los fuegos fatuos, Salvador, las almas, los espíritus, todos nos reímos, pero ponte en un caserón solo, con ruidos y no hace falta más. Miedo.
Un abrazo
Epi, a quíen se le ocurre ir a por hierba a un cementerio en noche de tormenta? Yo ni loca lo haría…
Me ha gustado mucho tu historia, las descripciones me han parecido muy buenas (la de cuando cae en la tumba me ha encantado).
Pobrecillo el protagonista que se le está yendo la vida de esa forma.
Un beso.
Blanca, muchas personas que no son muy católicas, cuando pasan por un cementerio se santiguan. Somos muy valientes, pero la muerte nos aterroriza. BLANCA, POR DIOS, DATE LA VUELTA, ¿QUIÉN ESTÁ DETRÁS?.
Un beso
Un relato magnífico, que reúne un humor ácido con el terror más gótico. Estoy convencido de que tu propuesta va a entusiasmar a más de uno… Felicidades
Gracias Fernando, con que te guste a ti y a unos cuantos más me conformo.
Un abrazo
La clarividencia resignada del personaje da credibilidad al gangrenado. Me ha gustado mucho, aunque sigo sin saber quiénes eran los conejos.
Los conejos Daniel, derivan de mi fase erótica, tengo que introducir algo, físico o virtual, para poder realizarme como persona humana que soy. Y no me negarás que donde esté un buen conejo, sobran las corridas de la tele.
Un abrazo
Buenas.
Me quito el sombrero, maestro. No te puedo añadir mucho más, aunque te alabo la estructura, la graduación del relato y cómo contrastas lo más físico con lo más enigmático/ oculto y aderezado con la naturaleza. Enorme, un abrazo.
Pablo, no te quites el sombrero, que cierto frío se cuela por el cuello y se ponen los pelos de punta ja ja ja
Un abrazo
Hola, Epi.
Lo has descrito tan bien que a mí me ha dado hasta asco ir leyendo los detalles del pobre hombre (que me perdone el protagonista).
Muy bien, Epi, si le ves dile que se abandone, que ya no tiene nada que hacer, que la infección se lo va a llevar de un momento a otro y que deje de aferrarse a la vida.
Un besazo.
Towanda, le vamos a aplicar la eutanasia activa, no te preocupes, de esta noche no pasa, le vamos a cobrar por eurorecetas y ya está.
Un beso
Ay! alguno diría «lagarto, lagarto», tanta santa compaña y fuegos fatuos, ummm
Pero como siempre muy original, y un buen contraste entre dar de comer a esos inocentes conejitos y lo que se encontró después.
Besos.
Asun, sin conejos no es lo mismo, pone su toque pastoril y grácil.
Un beso
Una escena original y tan bien contada que no me decido entre sentir miedo, pena o sonreír. Puede que un poco de las tres.
Isabel, tienes razón, las cosas de ultratumba es lo que tiene, que te descoloca.
Un beso
Me ha encantado este retaro entre la fantasía y el surrealismo.
Ana, ten cuidado con el verdulero que te vende los boletus, porque me parece a mi que te da alucinógenos, es un relato de miedo, de los que se te ponen los pelos como escarpias, lo de los conejos es anecdótico, ¿Quién no tiene un conejo que coma hierba del cementerio?.
Yo es que alucino con tus verduras, como no entiendo tu relato, vienes al mío a destrozármelo. Intuyo, envidia, malestar, desasosiego y todo porque tu viuda es tonta y el jefe un tío majo ja ja ja ja ja ja ja ja ja y no estoy histérico jajajajajaja
Un beso
Marcos, el viernes tuve una fiesta de carnaval, disfrazado de Mamy la black, de Escarlata, sufrí un acoso sexual exagerado por parte de los vecinos de la Urba y que quieres tu, que me preocupe del capullo del conejo, que le den.
Un abrazo
Que miedo acudir a un cementerio de noche y sobretodo impacta las consecuencias que describes tan bien y ese fuego fatuo que anuncia la muerte. Me da mucha impresión lo del gusano en las órbitas. Hay que ver, no somos nadie.
Como siempre me gussta lo que escribes.
Mucha suerte, Epi
Besos
María, a mi también me da miedo, no te creas. No sería capaz de ir a un cementerio por la noche.
Un beso
Madre mía, me he escalofriado de arriba abajo. Desde que has cambiado el erotismo por el terror das miedo 😉
De todas formas, a quién se le ocurre ir por hierba a un cementerio? No podía cogerla de un jarfincillo cualquiera?
Sorprendente, como todos tus micros.
Abrazos!!
Me encanta esa foto!!
Ese tío tiene unas ocurrencias que ya ya.
Inés, la foto la encontré en el baúl de los recuerdos y no me reconozco, pero así la veo e intento identificarme.
Un beso
Escalofriante situación en ese ambiente del cementerio.
Rosa
Un saludo.
Rosa la misma impresión me dio a mi, Rosa.
Un beso
Vaya Epífisis, historia para no dormir, de aquellas que antes leíamos o veíamos en algunas series. Suerte.
Besicos muchos.
Pues si Nani, homenaje a historias para no dormir del Chicho Ibáñez Serrador.
Un beso
Que barbaridad ¿crías conejos zombies o qué? Y no te dejes desperdiciar, tírate a los perros para que te aprovechen antes de que te pudras, alma de cántabro.
Abracísimos.
Barlon, los amores perros tienen su aquel, ahhh, que me tire para que me coman, ahhh, creí que me decías que me los tirara sexualmente, ogggg que corte.
Un abrazo
Ay! que yo creía que emplearías un tono de humor, por los conejos. Conejos que me recordaban a un cuento de Cortázar en el que el prota vomitaba conejitos… y resulta que me metes en un cementerio y me haces sentir los fuegos fatuos!!. Ay qué ver la capacidad de la mente humana, para asociar y disociar ideas en un texto tan breve.
Felicidades por tu estremecedor texto.
Un besazo.
No es lo mismo un cementerio de día que de noche. Por la mañana, me gustan y hay algunos preciosos, en Madrid tenemos uno donde hay gente importante con esculturas preciosas, en Galicia muchos, en Praga el cementerio judío impresiona. Pues hala, ahora vete por la noche y si es de tormenta, te vas por la patilla fijo. Si fuera Juan sinmiedo, jugaría a los bolos con la calavera y las tibias y peronés.
Un recuerdo para Leopoldo Maria Panero, vecino mío de la consulta de Las Palmas que nos ha dejado, por fin descansará de esa vida que llevó y Ana maría Moix perteneciente a su grupo literario.
Un beso
Epi, me ha impresionado tanto tu relato que aquí me hallo, en recogimiento, rezando un rosario por tu alma pecadora.
Abrazo fraternal
Reza, reza Patricia, aunque la Santa Compaña no se casa con nadie. Si rezas un rosario, por favor que sean los gozosos, son misterios más guays.
Un beso
Tetrico, Tenebroso y diria que asqueroso Jaja!!! Felicidades no dejas de sorprender.
Un beso
Esther, si te ríes ten cuidado porque los ignis fatuus, están ahí.
El poema de Samuel Taylor Coleridge «Balada del viejo marinero» describe el fuego fatuo. Dicho poema fue publicado por primera vez en las Baladas líricas, en 1798:
Alrededor, alrededor, por un lado y por el otro
Los fuegos de la muerte bailaban a la noche;
El agua, como óleos de una bruja
Ardía verde, y azul, y blanco.
Un beso bioluminiscente
Cuando comencé a leer tu cuento,como a todos, me sorprendió el hecho de que fueras por hierba al cementerio (ya leí lo que explicaste del erotismo)y creí que sería una historia común de cementerios la que me esperaba.Pero,lo que podría haber sido una narración llena de lugares comunes se transforma en el último párrafo magistralmente.Se puede hasta palpar la transformación del narrador,oler la fetidez,sentir el miedo.Y mirar al costado a ver si no hay nadie.Un abrazo.
Macarena, lo de la hierba del cementerio para los conejos es verdad.
En la Extremadura baja hay poco verde y entre las lápidas crece con alegría, será por el abono orgánico.
Y si, mira detrás, no has notado que la pelusilla del cuello se ha erizado?. Son las 01.16, cuidado en el pasillo.
Un beso
Hablando de animales, en el siglo pasado se puso de moda con las gallinas, hipnotizarlas, pintando con una tiza una línea recta delante de su pico. Juan, el interés lo desconozco y no quise preguntar el motivo porque me imagino que debe de ser por los picotazos cuando se resiste, al estilo de los gatos, que es mejor pasarlos antes por el radiador.
Los conejos también tienen su aquel.
Saludo, Clap
Epi, yo siempre había visto como una luz fluorescente enmarcando tus palabras, aunque no la había relacionado a los fuegos fatuos… ¡Ahora me explico muchas cosas!
Bueno, en serio, me ha gustado tu tétrica historia… por un puñado de hierba!!!
ABRAZOOO seroso y pegajoso
Amparo, esa aureola o areola, que no se en que estoy pensando, me protege siempre, como si estuviera dentro de una mandorla, porque mi mujer se llama Mariluz y es la que me da luz y calor y para el pelo si me paso.
Me gusta mi fase tétrica.
Un beso
Estremecedoramente terrorífico. Consciente de su descomposición, la muerte en su faceta más repugnante. Muy bueno Epifisis.
Gracias Concha, aunque es verdad, es un poco asquerosito.
Un beso
Rastros de Epi en esos conejos por los que se hace cualquier cosa y en esas sábanas mojadas, auqnue sean de pus, pero aún así, tan comedido que casi ni se te reconoce. La hierba del cementerio, bien abonada y nitrogenada, bien merecía el riesgo de fuegos fatuos y Santas compañas. Eso de pudrirse en vida da mucho miedito ¡y todo por unas zarzas! Creo que deberías explorar y explotar tu vena tétrica, me gusta. Un beso.
Gracias Eva, pero yo puedo explorar poco porque me conozco y siempre acabo igual, ja ja ja.
Un beso
Más que leerlo, lo he visto, y el fragmento en que el tío se va licuando por dentro y se convierte en una masa informe y purulenta me ha dado mucha grima. Y todo ello, sin perder la sonrisa.
Suerte.
Un abrazo
A mi también me ha dado repelús, Anna.
Un beso