74. (Fuera de concurso) Devoluciones
Los días previos algo ya se presentía. El azul se tornó gris, y el gris se oscureció hasta rozar el negro. Los rumores se cumplieron. El cielo cerraba por falta de clientes y, consecuentemente, resultar imposible su mantenimiento. Y aquella fea tarde de agosto, después de un trueno ensordecedor, se desgajó. Una insondable grieta lo recorría hasta donde la vista alcanzaba, y los livianos difuntos comenzaron a caer en una tétrica lluvia de cuerpos maltrechos que volvían a la vida en pocos minutos. Los vivos abrazaban a sus muertos revividos mientras una extraña sensación, mezcla de emoción, incertidumbre, alegría y desasosiego nos envolvía a todos.
Mi madre y yo buscamos a mi padre durante días. Encontramos a los abuelos, a los bisabuelos y a un antiguo vecino. Pero papá no apareció, y desde entonces no podemos dejar de cuestionarnos muchas cosas.