62. Gigante marino
En el mar no existe el tiempo. Puedes ver al temido buque de Barbanegra en una regata con el USS Enterprise; o a una lancha de desembarco de la Segunda Guerra Mundial fondeada junto a una nave vikinga cerca del acantilado de acero vitrificado. En la mayoría de las ocasiones, esos mismos barcos libran entre sí duras contiendas sin que, curiosamente, muera nadie. Si algún pirata, marinero o soldado cae herido y toca fondo, hay delfines, sirenas e incluso tiburones que lo salvan del ahogamiento… A los navegantes anónimos, refugiados que, tal y como aparecen en las noticias, surcan las aguas hacia destinos quiméricos, los rescato yo personalmente. Y no es que sea Poseidón, aunque también ejerza cierto mando…
El mar me hechiza. Me apasiona. Me parece un lugar fastuoso, pero me confunde que aseguren que es azul: me dejo bañar por sus olas a diario y sé que es blanco, con la excepción de aquella tarde que me adentré en él vistiendo un pantalón añil que desteñía. En cuanto me vio mamá, me enganchó de las axilas y me sacó de la bañera.
Bueniiiiiisimoooo!!!!! Ahora no puedo porque llego tarde a clase, pero en cuanto saque un momento libre prometo que te hago LA OLA!!!!
posdata
Mientras no nos enganchen de las orejas…
Ja ja ja. Nunca te dejes enganchar por las orejas, que se ponen puntiagudas…
¡Muchísimas gracias, José Ignacio! ¡Me alegro mucho de que te haya gustado!
Un océano en miniatura, hecho de agua del grifo, jabón e imaginación, siendo éste último el componente principal. Un relato evocador de una infancia sin estímulos como los actuales, que lo dan casi todo hecho, donde las historias terminan como uno quiere. Fresco, simpático y entrañable, Gabriel.
Un abrazo y suerte
(La autoría del anterior comentario es mía, Gabriel: Ángel Saiz)
¡No sabes cuánto me alegra tu comentario, Ángel! ¡Muchísimas gracias y un abrazo!
Muy bueno, Gabriel. De los que obligan a ser leídos una segunda vez para saborear todos sus ricos matices. Me encantó tu Neptuno.
Suerte.
Leyendo vuestros comentarios, voy a llegar fatal a la operación bikini…XD.
Ya en serio, es un honor para mí que lo leas una vez. Ya si lo relees, ni te digo… ¡Muchísimas gracias, maestro! ¡Un abrazo!
Enhorabuena Gabriel. Tu océano es precioso. Una idea original y fresca que se merece ver la luz.
Mucha suerte para el «Gigante marino».
Ton.
Fascinante criatura la tuya, Gabriel. Y no me refiero solo al gigante -¡qué pantalón no llevaría, para desteñir de ese modo!-, sino también a tu micro, en el que logras crear un ambiente atemporal, mítico y sobrenatural creíble y arrebatador. Enhorabuena.
Un saludo.
Tanta imaginación tiene tu protagonista como tú al idearla.
Un mar de bañera colmada de juguetes, espuma y figuras. Merece una re-lectura para apreciar cada detalle y construir en nuestra cabecita tan buen baño de letras.
Genial Gabriel, un abrazo.
Muy bueno!!! Bendita imaginación, la del prota, la tuya.
Me encantó.
Y mientras todas las tardes, el niño en la bañera, horas y horas, limpito como una patena
Muy buen relato, original y el final divino.
Abrazos marinos y mucha suerte.