41. Gliese 667Cc (Enrique Mochón Romera)
El oficial Walker aprovechó su turno para revisar el cargamento. Aparte de servirle para desentumecer los huesos, aquello le resultaba tan grato como visitar un museo. Empezó como siempre por las semillas, envasadas todas en bolsas transparentes, etiquetadas y acompañadas por un fichero con la información de cada especie. Walker se recreaba leyendo acerca de las plantas a las que darían lugar, y luego se extasiaba mirando aquellas láminas de dibujos detallados y preciosistas, por los que pasaba las yemas de los dedos intentando en vano asir la realidad que representaban.
También estaba la “granja”, con su inmenso archivo zoológico en letargo; y las cajas con utensilios: ábacos, astrolabios, teodolitos, balanzas, plomadas, arados…, tan arcaicos que apenas los conocía; las enciclopedias, en el compendio más completo imaginable; la botica, complementada por una espléndida farmacopea… Pero esta vez no tuvo fuerzas para seguir: las especiales características de aquel viaje le estaban agotando mente y cuerpo. Salió del almacén. Cerró la trampilla y se quedó unos momentos inmóvil, escuchando el absoluto silencio. A su espalda, salvo el suyo, todos los nichos de hibernación permanecían cerrados. Frente a él, tras el cristal, Escorpión refulgía levitando en la nada, cada vez más cerca.
Enrique, con la maestría que siempre despliegas en tus letras, me has hecho ponerme en la piel de ese oficial, enviado en expedición a un planeta al que se le ha considera gemelo de la Tierra. Tu protagonista tiene en sí el espíritu de los mejores pioneros, la mente abierta hacia un mundo nuevo, la valentía de los hombres que han logrado que la Humanidad se expanda. Un relato tan posible como real, con la vista puesta en ese astro donde tal vez podría desarrollarse la vida tal como la entendemos, donde quizá existan seres inteligentes. Ese carácter futurible del texto se combina con la épica clásica e intemporal de quienes han abierto camino, de ahí esos objetos «arcaicos», pero sin duda útiles y simbólicos, como el astrolabio.
Como los buenos actores que se adaptan a cualquier papel, eres capaz de reinventarte en cada texto. Ya sólo me queda desearte suerte y enviarte un fuerte abrazo
Vaya lujo de comentario para recibir mi relato, Ángel. Estoy encantado con cada una de tus palabras. Creo que has hecho un análisis completísimo con el que has dado mayor dimensión a la historia. La restricción de palabras te hace renunciar a veces a cosas necesarias para que todo tenga sentido y, teniendo en cuenta que he relajado algo las restricciones en el primer párrafo, veo que tú has «leído» todo lo que quería decir. Muchas gracias por todo. Más que para reinventarnos, creo que estos obligados cambios de registro nos hacen aprender y plantearnos otras cosas. Un fuerte abrazo.
Has recreado muy bien el repaso de los objetos que acompañan la aventura. Podría tratarse de un navío del s. XVIII pero es una nave a la conquista de un nuevo mundo ¿Acaso no sentirían la misma inquietud?
Felicidades.
Supongo que sí, Paloma, que el sentimiento sería muy parecido. Pocas cosas hay que nos inquieten y nos infundan tanto temor como lo desconocido. Muchas gracias por tu comentario.
Un abrazo.
Con una genial narrativa, que ya no me sorprende en ti, nos vas desvelando poco a poco, como quitando un pequeño velo por renglón, los pensamientos del oficial Walker al ir repasando, con melancolía y cierta ilusión, los preciados tesoros, que transporta en una misión en la que repoblar de nuevo un planeta donde la vida vuelva a ser la que era en su anterior planeta.
Perfecta historia. Imaginación y narrativa de alta escuela.
Un fuerte abrazo.
Me abruman tantos elogios, Pablo, pero también me gusta mucho tu acertada y delicada interpretación. Sin duda, la carga que transportan está compuesta casi exclusivamente por tesoros, y espero que no hayan olvidado nada importante, porque no parece que la situación se preste a estar dando muchos viajes, :). Sería interesante que la experiencia les permitiera hacer las cosas mejor allí, aunque lo dudo mucho.
Muchas gracias por todo y un abrazo.
Una aventura fascinante en la que se abren inquietudes e interrogantes, un pionero fuerte y solitario, y un final que nos dejas a nuestra imaginación. Todo conjugado con habilidad y maestría. Felicidades, Enrique, es un relato de altura y una maravilla de lectura. Mucha suerte.
Vaya, Belén. Muchas gracias a ti también por tan generosa valoración. La soledad, la inseguridad y el desamparo están servidos de antemano en cualquier aventura espacial, por lo que he decidido centrarme e los detalles necesarios para describir al personaje y sus circunstancias.
Me alegro mucho de que te haya gustado y de que hayas apreciado todos esos matices.
Un fuerte abrazo.
No sabía que los preparativos para colonizar otros planetas estaban tan avanzados. Sé que no llegaré a verlo, aunque nunca me había preocupado hasta hoy. Y es que nadie me había hablado del oficial Walker. Con esta explicación tan tuya ya empiezo a sentir cierta nostalgia por tener la certeza de que nunca estaré tan cerca de las estrellas como lo consigues tú con tus letras.
Un abrazo, Enrique.
Es que se trata de una misión secreta, de ahí que no lo supieras, aunque igual has visto pasar la nave por ahí arriba y no has echado cuentas, ocupada como debes estar en brillar y brillar. Muchas gracias, Margarita. No dejes de iluminarnos con tus palabras, ya sea en forma de relato como de comentario.
Un fuerte abrazo.
He leído bastante de ciencia ficción.. y has conseguido resumir en pocas palabras lo que muchos autores explican en libros enteros. Sin decirlo, nos cuentas todo. Me parecía un prólogo genial para cualquier libro de los que he leído sobre esa temática . Mucha suerte 🙂
Muy gratificante tu comentario, Juan Antonio. Muchas gracias. Hubo un tiempo en que leí algo de ciencia ficción y supongo que un poco queda dentro, aunque a fin de cuentas creo que, haga lo que haga, acabo hablando casi siempre de lo mismo: de la gente, de mí y de lo poco que conozco.
Un abrazo.
Ocurrirá alguna vez? Será como nos lo han contado??? Curiosamente esos viajes y futuros pertenecen a la memoria/imaginación colectiva. Y como se dijo en una de las Star Wars, en el espacio siempre hace frío.
Suerte.
(Sabes? Yo tengo un micro de título: Gliese 581g; vamos, que casi somos vecinos)
Qué gracia, Luisa. Viviendo a solo unos años luz de distancia y nosotros sin saberlo, :-).
Lo cierto es que, como tú bien dices, todas estas peripecias van cobrando forma en nuestra mente a fuerza de historia ficticias y quizá nunca lleguen a producirse. Mientras tanto, resulta apasionante el solo hecho de imaginarlas, y sentir de paso ese frío tan simbólico, aparte de real, que apuntas.
Muchas gracias y un abrazo.
Una aventura que comienza en tu relato y que podría ser la historia de un libro entero. Ciencia ficción conseguida con maestría. Un pionero en un nuevo mundo a conquistar, un protagonista delallista, organizado, previsor y soñador.
Todo un mundo del espacio reflejado en tu gran relato. Cada palabra cuenta, cada imagen nos la imaginamos, gracias por hacernos participe de este vuelo desde que el que podemos ver Escorpión.
Besos y abrazos Enrique.
Muchas gracias a ti, Belén, por acompañarme en esta aventura. Por lo que veo has hecho una lectura concienzuda de la historia. He querido reflejar en el personaje algunas de las cualidades que me parecen necesarias para que ese nuevo mundo comience con buen pie. A menudo temo no haber transmitido todo lo que tenía en mente, pero parece que si me he dejado algo a la deriva, tu admirable imaginación lo ha compensado con creces.
Besos y abrazos también para ti.
Una ficción que tiene visos de una realidad no muy lejana. Espero que en las enciclopedias de abordo esté la historia universal de la humanidad, donde recordar los grandes logros del ser humano pero también sus defectos y miserias, que sirva como referente para no cometer los mismos errores. Muy bueno, Enrique. Abrazos y mucha suerte.
Muchas gracias, Salvador. Ojalá la experiencia nos ayudara de una vez por todas a madurar, con todo lo que ello supone, pero me temo que donde quiera que vaya la humanidad también va con ella su inefable condición. Personalmente no soy muy partidario de colonizar nuevos mundos mientras no aseguremos la habitabilidad y el bienestar de todos los seres de este.
Un abrazo. Me alegro de que te haya gustado.
Hola, Enrique.
Me gusta el espíritu de tu protagonista. Es como aquellos pioneros que se lanzaban a la conquista de nuevas tierras. Le imagino meticuloso revisando las semillas y los animales en letargo. Además creo que sería un tipo interesante con quien hacer la compra los sábados porque lo tiene todo.
Me parece una historia con su punto nostálgico, por dejar atrás un mundo conocido, pero de gran valentía.
Felicidades, me parece una gran historia.
Abrazos.
Muchas gracias. Me alegra mucho tu opinión sobre la historia y, sobre todo, que hayas congeniado con el personaje, algo importantísimo para mí cada vez que leo o escribo. En cualquier caso, espero que no sea demasiado meticuloso comprando, porque podría arruinarte la tarde, que hay cada uno por ahí…
Abrazos, Towanda.
Un relato impecable. Con el despertar solitario y el recogimiento del protagonista, nos cuentas, sin contar, una historia amplísima en la que cobra tanta importancia el comienzo como el final del viaje. Consigues envolvernos en un ambiente cargado de emociones donde se respira por igual, añoranza, ilusión e incertidumbre. Enhorabuena, Enrique. Un beso grande.
Para impecable, tu comentario, Matrioska. Sin duda, lo que dejo sin contar es tan inmenso como el espacio que aparece ante los ojos del protagonista. Se trataba simplemente de eso que tú tan bien has sabido apreciar, de intentar transmitir el espíritu del personaje dentro de un contexto tan especial.
Muchas gracias por todas tus palabras.
Oto beso grande para ti, Inma.
La impaciencia casa mal con la quietud del espacio profundo, por eso resulta tan acertado que tu caminante se solace sin prisa con los elementos y utensilios dispuestos para ese nuevo comienzo que se insinúa en el relato.
Suerte para tu viaje, Enrique, y un abrazo.
Qué verbo más bonito, Carles: solazarse. Te aseguro que no lo he utilizado nunca, y mira que me gusta. Desde luego, sería muy nocivo afrontar una travesía como esta sin ir provisto de un espíritu sosegado.
Muchas gracias, Notinc, y un abrazo.
Penita y miedo me da, imaginarme a Walker, rememorando y clasificando las diferentes cosas, como si estuviera en un museo… y que vienen (por poco tiempo ya) de los terrícolas.
A mí me pasa algo parecido que al oficial. Me resulta gratísimo leerte, meterme en tu historia. Y de paso pretender descifrar por qué, «las especiales características de aquel viaje le estaban agotando mente y cuerpo» también, por qué se me antoja que Escorpión es un sitio mucho más terrible que la Tierra… Ufff, esto da para una buena peli.
Un placer, repito.
Un abrazo, ¡maestro!
Muchas gracias, Rosy. Me alegro mucho de que disfrutes leyéndome. Hay veces en que no cuento mucho, pero intento siempre que sea agradable de leer, algo, esto último que creo que compartimos.
Veo que has hecho una lectura con resultados inquietantes, y me gusta. Lo cierto es que como hay tanto que se queda sin decir, a cada cosa dicha se le puede sacar punta.
Muchas gracias, repito. Y el placer es mío siempre, Rosy.
Enrique, fenomenal tu historia; ni le falta ni le sobra nada. Suerte y saludos
Muchas gracias por pasarte, Calamanda. Muy generosa tu valoración.
Saludos y hasta pronto.
Estupenda tu historia Enrique. Has logrado que me sienta, mientras lo leía, allí, al lado de Walker. Y me han venido hasta la mente las historias de Verne.
Emocionante.
Mucha suerte,
Ton.
Cuánto me alegro, Ton, porque ese era mi principal objetivo. Te agradezco mucho la visita y tu estimulante comentario.
Un abrazo.
Un intenso relato intimista de un colono que se enfrenta a la soledad, a la nostalgia y a la incertidumbre a partes iguales. Un magnético recorrido entre los recuerdos del pasado que intenta asir con la yema de sus dedos, la travesía en soledad de un presente que navega entre los yermos espacios del cosmos y un futuro demasiado incierto para que la esperanza se aferre completamente a él.
Menuda lección de estructuración y desarrollo que has desplegado en esta historia de seductor romanticismo.
Un gran placer leerte también por aquí, Enrique.
Un abrazo.
El placer es recibir tus comentarios sea donde sea, Antonio. Qué maravilla de síntesis has hecho de la historia y del personaje en unas pocas líneas. Creo que a partir de ahora miraré este relato con otros ojos gracias a reacciones tan gratas como esta tuya.
Muchas gracias por todo. Espero que tú también hayas publicado algo en la página. Quizá disponga de tiempo en esta semana para ponerme un poco al día.
Un abrazo.
Una buenísima idea, hecha micro, muy de acuerdo con el título.
Te felicito, Enrique.
Muchas gracias, María Jesús. Ciertamente la idea ya estaba ahí, en ese anhelo del hombre de encontrar otros mundos, si no habitados, habitables.
Me alegro de que te haya gustado.
Un abrazo.
Lo has descrito muy bien, felicidades. Quizás falte un giro, un cambio para que sea microrrelato, pero no me hagas caso. Suerte.
Muchas gracias, Ximens. Me alegro de que te haya gustado mi modo de
describir.
Saludos, Javier.
Un pionero meticuloso y comprometido, haciendo su trabajo a la perfección, en cierto modo tu protagonista tiene algo que ver contigo por aquello de hacer las cosas bien.
Historia fantástica en el amplio sentido de la palabra.
Felicidades Enrique.
Un beso grande.
Qué alegría de verte en la nave, Malu. Y qué palabras tan agradables me dedicas. Eso quisiera yo, hacer las cosas al menos medio bien; pero sí es verdad que hace tiempo que tengo más cuidado al escribir, sobre todo para no defraudar a amig@s como tú.
En cuanto pueda me paso a comentar tu excelente propuesta.
Otro beso grande para ti.