61. Golpe de estado
El sol brillaba majestuoso. El teniente coronel de la Guardia Civil entró en el Congreso con una pistola en la mano y subió solemne a la tribuna de oradores. “¡Quieto todo el mundo!”, gritó. Unos días antes, los reyes Felipe y Leticia habían entregado el premio Princesa de Asturias a Meryl Streep, Fernando Alonso lograba la victoria número treinta y tres en un gran premio de Fórmula 1 y Rafael Nadal publicó en las redes sociales que volvía a la competición después de un año lesionado.
“¡Quieto todo el mundo!”, volvió a gritar el teniente coronel en el Hemiciclo mientras las balas de su pistola y las de los subfusiles de sus hombres se incrustaban en el techo del Parlamento.
“¡Al suelo!, ¡al suelo todo el mundo!”, insistió. Pero solo la mitad de los diputados obedeció sus órdenes, porque la otra mitad se puso en pie y comenzó a aplaudir entusiasmada.
Altivo, el guardia civil miró al frente, tomó el micrófono en sus manos y proclamó ceremonioso: “Se acabó lo que se daba. Esperaremos en silencio a que llegué la autoridad competente”.
El día siguiente amaneció con una niebla densa que fue conquistando poco a poco todos los rincones.
Creo que voy a tener el privilegio de comentar tu primer micro en ENTC. Lo primero, bienvenido, es una alegría poder leerte por aquí, solo espero no equivocarme demasiado con mi pequeña interpretación.
Tu historia es un déjà vu que todos conocemos, un momento de nuestra historia reciente, un intento fallido que, sin embargo, vuelve a repetirse hoy, años después, como lo demuestran los datos actuales sobre Nadal, Fernando Alonso y Meryl Streep. Todo puede volver a suceder, porque a menudo no aprendemos de la historia e incurrimos en los mismos errores. El sol que brilla majestuoso en lanprimera frase se puede convertir en un momento en una niebla densa y definitiva si nos empeñamos en no entendernos.
Un relato diferente, que mueve a la reflexión.
(Ya me dirás si me he equivocado mucho).
Un abrazo y suerte, Manuel.
Hola, Manuel. Bienvenido a esta tu casa. Es un placer leer a nuevos amigos.
Estoy muy de acuerdo con la interpretación que ha hecho nuestro amigo Ángel de tu excelente relato, que tiene un mensaje claro, con ese final inquietante rodeado por la niebla. La parte positiva del mismo es la 33 de Fernando Alonso, que ojalá llegue en la próxima temporada (soy muy aficionado a la F1 y es lo que estoy esperando desde hace un año. La 33, la 34, la 35…), y lo de Nadal es otra buena noticia y una realidad. Has sabido tomar dos noticias deportivas de actualidad para hacer un perfecto contraste temporal con la repetición, esperemos que no se repita nunca, de ese 23 de febrero de 1981. También has dejado caer lo de que la mitad del hemiciclo se ha quedado de pie, muy al contrario de lo que pasó en aquella fecha del 81 en la que casi todos se agacharon porque, tal vez, la democracia en aquellos años, recién nacida, tenía más madurez o se cuidaba más que en esta época por desgracia, sobre todo, por parte de esos que se han quedado de pie y aplaudiendo.
Un excelente comienzo en tu, espero, larga andadura en esta casa.
Un saludo.
Me alegran tus palabras. Estoy a la expectativa, curioseando por la página y atemorizado por el nivel. Has dado con la clave. Hoy la mitad de los diputados aplaudirían un golpe de Estado. No podemos seguir por este camino.
Bienvenido, Manuel. Has aterrizado en esta casa con un micro excelente, actual, y con un toque amargo.
Durante unos minutos hemos vuelto a aquella tarde, pero sin abandonar del todo el presente. Y nos has enseñado cómo han cambiado las cosas desde aquel día, y que, si hoy ocurriera algo parecido, podría pasar cualquier cosa.
Un abrazo y suerte.
Muchísimas gracias, Rosalía. Espero conocerte pronto en persona.
Encantada de leerte por aquí, Manuel, ya verás como una vez dentro de esta casa no es fácil escapar de ella, jajaja.
En cuanto a tu relato… ¡uf! me ha dado escalofríos, confiemos en que la primera frase se imponga sobre la última y que nos libremos de esa niebla densa que puede llegar a ser una amenaza demasiado cercana para dormir tranquilos.
Un besazo enteciano.
Un gustazo, Ana María. Son tantos los amigos en esta casa que ya no me podía resistir más. Muchas gracias y seguimos viéndonos.