49. GOODNIGHT MOON
En la cara este de aquel cementerio lugareño se encontraba el pasillo del sol. Un corredor estratégicamente iluminado donde se congregaban los suspiros más recientes: jóvenes, viejos y niños, convertidos ya en piedra, hacían brillar sus esquelas recién grabadas.
Me dirigí hacia lo que buscaba, al tiempo que la luna inauguraba un cielo que me era ajeno.
Nadie es responsable – repetía agónica, mientras el convulso ritmo de mis zapatos iba apagando regueros de luz.
Aparecí pusilánime ante el epitafio, con el sol ya amedrentado. Mi corazón hacia bailar con despropósito el bolsillo camisero y una bandada de recuerdos se desplegó ante mis ojos, como cuervos buscando rastrojos. No pude contenerme, asida a la emoción caí desplomada y mis lagrimas hicieron crujir el silencio de la tarde.
Me levante deprisa, exudando culpa y estupor. La luna pareció esbozar una carcajada.
Huye- me dije, a sabiendas que yo misma era tierra baldía.
Al otro lado de la verja, en una berlina oscura me esperaba impertérrito, apático, tranquilo. El mismo con el que me había reído tanto. Justo en ese momento, empecé a entender lo que habíamos desencadenado, quien era él y en lo que me había convertido yo.
Gema, que bien hilvanado ese final tan abierto. Suerte y saludos
Me gustan las historias que colocan al lector en el ojo de mira a la hora de imaginar los huecos, sobretodo porque eso nos acerca de algún modo al propio individuo y su mirada.
Gracias por tu opinión, Calamanda.
El relato tiene mucha fuerza y el vocabulario y las figuras que has utilizado me llevan casi a la lírica. Dejas al final lugar a la interpretación por parte del lector. Me parece un relato muy trabajado. Mucha suerte 🙂
Me alegro de haber conseguido ese efecto de profundidad en medio de la duda, que el lector se pregunte, reflexione, interprete. Si lo he conseguido me doy por satisfecha.
Muchas gracias, Juan Antonio.
Que buen relato, consigues con pocas pistas darle a la historia un hálito de misterio, ese final totalmente inesperado lo redondea muy bien.
Un abrazo y suerte.
Me parecía un escenario clásico para el misterio por eso lo doté de luz y de grandes claroscuros: el sol que se va ocultando al ritmo de la protagonista. Si hubiera utilizado la noche hubiera resultado manido e impropio. Quería que la escena estuviera impregnada de cierta cotidianidad sospechosa y a la vez que los propios elementos hablasen.
Gracias por opinar, Moli.
Una propuesta muy lírica y bien narrada, Gema. Me ha gustado mucho. Sobre todo que el final de pie al lector para imaginar varios motivos por los que ella visita la tumba, por los que se siente culpable y acerca de quién puede ser el hombre de la berlina y en quién cree haberse convertido ella.
Un montón de hipótesis.
Abrazos.