90. Goya tenía razón
La gente lloraba sus penas, él las dormía. Cada vez que las preocupaciones le invadían, que las decisiones difíciles le ahogan, que los miedos le rodeaban, él dormía. Las mañanas se le pasaban rápidamente, entre el trabajo y los recados mantenía a su razón despierta. Pero las tardes, vacías por aquella reducción de jornada, por aquel “te dejo” pronunciado entre líneas, por aquellos “hoy no puedo amigo”, se le hacía interminables. Como las noches eternas de cielos cubiertos fumando en el balcón de la cocina, imaginando formas de seres extraños en el humo. Por eso dormía, se entregaba a Morfeo muchas veces sin apenas comer nada. Porque el sueño de la razón produce monstruos, como leía cada día en aquella tienda de pintura, y sólo cuando dormía podía enfrentarse a ellos. De algún extraño modo, Goya tenía razón.
Cada uno busca la manera de enfrentarse a sus monstruos. La historia delata una profunda soledad que entristece. ¡Suerte compañera!
Eva, describes muy bien la situacion que le ocasiona llevar esa vida. Suerte y saludos
Una soledad terrible la que transmite tu relato acerca del protagonista. Ese monstruo es de los más malos. Lo has descrito muy bien. Mucha suerte 🙂