94. Hacer agua
El rumor se movió por el salón como cualquier otro invitado y fue de corrillo en corrillo haciéndose más grande hasta posarse en sus oídos. Entonces, fijándose en cómo bailaban, entendió su empeño por el camarote 115 y abandonó la fiesta. Llegó a él perturbada y compungida. Abrió su baúl para vaciarlo y, así, quedaron esparcidos por toda la habitación los atardeceres en el Támesis, los sueños campestres o la felicidad prometida. Luego se desprendió del vestido, de sus joyas y, dado que le quemaba, se liberó de su alianza recién estrenada para arrojarla al olvido.
Desnuda, se tendió en la cama y se topó con el poemario que él utilizaba para encandilarla; pero en vez de hacerlo añicos, quiso fustigarse. Inició su lectura por unos versos al azar, que ya no le parecieron románticos. De inmediato, escuchó su voz, recitándole y sus ojos se humedecieron. Una lágrima roció la página, emborronándola y ya no se pudo contener. Empezó a llorar con amargura, a derramarse, a rebosar la estancia con sus lamentos hasta que su cuerpo se licuó por completo e, igual que un río tras un gran aluvión, se desbordó.
Horas después, se hundía el Titanic.
Simplemente no entiendo bien lo del empeño, aunque sí que hay una mujer engañada. Por lo demás, me parece un relato estupendo, con la linea muy bien definida desde el principio hasta el final, y con un final que, sin decirlo, deja al propio lector pecar con exageraciones. Me gusta lo del «rumor se mueve» y que un «cuerpo se desborde». No puede esperarse otra cosa de ti, maestro.
Un abrazo
Nicolás, el mago del realismo, con uno de sus mujeres trucos: la mujer de lágrimas. Así cualquiera no te dice: enhorabuena.
Me gusta mucho cómo describes el contenido del baúl y el punto masoquista de la mujer, creo que bastante habitual en los amores despechados. También me gusta la transformación en agua que, en este caso, parece tener algo de profético. Besos y suerte.
Las teorías y las hipótesis, a menudo, hacen agua, pero si se trata de producir el líquido elemento, la fuerza del desamor, que se compone de frustración, odio y resquicios de cariño y pasión, puede llegar a hundir un barco que parecía insumergible, o lo que se le ponga por delante, más que un tsunami.
Un gustazo leerte en cualquier formato.
Un abrazo, maestro
Como siempre estupendo tu texto. Pero con.o a Ana hay algo que no me cuadra. El la engaña con otra, que también está a bordo, en el camarote contiguo y que es la que ahora recibe sus palabras.? Es así. Que retorcido no? Felicidades. Gloria
Qué romántico, Jarque!
Te mueves como pez en el agua con estos relatos que tocan la fibra…
Yo, humildemente, hubiera obviado la última frase.
Suerte, campeón!!! 😉
¡¡Fantástico Nicolás!! pura poesía.
No se si entenderás con este comentario tan escueto lo mucho que me ha gustado/llegado tu relato.
Un beso.
Eso sí que fue una inundación.
D.Jarque precioso el cuento, el lirismo, las partes, los rumores que parecen mariposas posándose, el sentimiento de soledad y abandono.. y la llorina abundante que es una imagen sensorial de categoría. Suerte y abrazos.
Muy sugerente, muy romántico y muy bien escrito.
Me ha encantado.
Normal llorar y llorar y no parar de llorar.
Muy bueno Jarque, como siempre. Lo de deshacerse en lágrimas, llevado al extremo, hasta llegar a hundir un trasatlántico.
Suerte y abrazos