138. Helena
Llegó como cualquier día, contando los pasos, pero había dado uno más de lo normal; y era extraño. Se detuvo ante la puerta esperando hasta el segundo exacto para entrar. El personal se encontraba especialmente excitado: habían anunciado por la radio la aparición de otra víctima de lo que parecía ser un nuevo asesino en serie. Bajó hasta el depósito algo agitado. La policía lo confirmaba poco después al traer una mujer sin un solo cabello en todo el cuerpo, sin párpados, con la boca cosida, con el nombre grabado justo por debajo del ombligo y una estilográfica Montblanc clavada en el corazón. Aparentemente era obra del mismo individuo: los cortes de los ojos eras limpios y precisos, había rasurado a la joven con delicadeza, cuidándose de no causarle ninguna herida, la costura de los labios era de puntadas regulares y con hilo de seda, y los trazos de las letras eran angulosos y estilizados, realizados con algún objeto romo y fino que rasgaba la piel; probablemente la pluma. Tras el exhaustivo examen, los tres forenses confirmaron que era el tercer crimen ritual de la misma persona, pero únicamente él sabía que «El escribano» habría escrito el nombre sin hache.
Ay, que no se diga que no he participao. Guenas noxes y guena suerte, a ver si nos toca un Oscar.
Y participas muy bien ;). Hasta mañana, Escribano.
Dicen que los últimos serán los primeros. Así que no hay que perder la esperanza con este inquietante relato.
un saludo
Puede que las «haches» se hayan creado para complicar un poco la ortografía. Por suerte son mudas y no aparecen por la radio, aunque sí en tu relato, pero a ti se te permite esa licencia, porque eres un mago de las letras.
Tu relato ha entrado en el plazo, así que suerte y un abrazo, Juanillo