52. Hervoroso sol -Calamanda Nevado-
Pocas noticias de lo que ocurre en su país, o en otras partes del mundo surcan aquellas tierras. En estos horizontes mortecinos por la arena, viven, casi recluidos, anclados en la ignorancia y el analfabetismo más absoluto, sus hermanos y centenares de familias.
Es consciente de su gran deseo de viajar, del beneficio que derrama la vida de la ciudad, de las singladuras que sus padres, torpemente, describen en sus cartas No conoce bibliotecas, cines ni autovías. Sabe que la capital despliega un gran abanico de oportunidades, y hermosas carreteras.
Quiere aprender a vivir con otros sistemas que no sean la miseria. Su juventud, ilusiones y curiosidad, le suplican conocer cuanto antes las pirámides de Egipto; su gran tesoro a descubrir, y el orgullo de su pueblo.
Cultivó el deseo de coser la descosida esperanza de su vida sin futuro ni ritmo: doce o catorce horas de trabajo diario de pastoreo, no le proporcionan, como a sus primos, medios para llegar a fin de mes. Sus padres, en Luxor, obtienen sus ingresos de limosnas. Insuficientes para mantenerse.
.Sueña con la jornada de mañana. Ayer soñó que se dirigiría al autobús que lleva al Valle de los Reyes.
No sabemos si tu protagonista podrá llegar a vivir lo que tanto anhela, aunque sea tarde, pero por la perspectiva que describe más bien parece que eso no sucederá nunca. Nacer en un país u otro, bajo unas determinadas circunstancias, condiciona totalmente el devenir de cualquiera. La vida en Egipto para buena parte de la población está abocada a la supervivencia, como si otro mundo no fuese posible para ellos, pero a nadie le está vedado soñar.
Un relato sobre la esperanza y las aspiraciones por encima de todo.
Un abrazo y suerte, Calamanda
Hola Ángel, así es. Soñar de salva de la dureza y desesperanza de algunos momentos y lugares, como en este caso. Apuesto porque verá realizado su sueño y el giro de su vida, como tantos valientes que se atreven a comenzar de cero.
Gracias por tus palabras, siempre agradables y atinadas.
Abrazos.
Esperemos que deje de soñar y sea capaz de tomar las riendas de su vida. Se ve el enorme deseo de surcar ese viaje inciático pero parece que le falta decisión, que vuele, por difícil que se ponga el viaje al final la vida es el propio camino. Suerte Calamanda