68. Hijas de un dios menor (La Marca Amarilla)
Eran muy diferentes, aunque nacieran en el mismo parto.
Su madre, como casi todas las madres, aseguraba que quería a las dos por igual. El padre, en cambio, tenía debilidad por Coral, quizás porque ya desde pequeña los piropos siempre iban dirigidos hacía Ariel, una preciosidad, quizás porque reconocía que fue muy cruel para Coral nacer con las extremidades humanas, el torso y la cabeza de pez, en un mundo de perfectas sirenas.
Una muchacha que, por caprichos de la naturaleza, no termina de encajar en el mundo marino ni en el de los humanos, marcada de serie desde sus inicios, es merecedora de mayores atenciones que quien lo tiene todo. Eso no es lo fácil, ni lo corriente. Lo normal hubiera sido dejarse llevar y querer más a la hija perfecta, pero por eso, por saber dilucidar con justicia y equidad, ese padre se ha ganado el calificativo de dios, aunque sea menor.
Un relato con un mensaje claro y sentimientos profundos en unas pocas líneas.
Un abrazo, Marca, Suerte.