75. Historias paralelas
Napoleón orientó los tres cañones con precisión matemática hacia el cuadro de infantería y disparó. La primera bala separó la pierna derecha de George que iba a casarse el próximo verano, la mano derecha de Henry, padre y deshollinador de su Graciosa Majestad, antes de estallar con toda su metralla y cegar a John, escritor novel, Trevor, rastreador en Winchester y Howard, jardinero. La segunda bala botó en la tierra y como una pelota pasó por las cabezas de cuatro hombres, estibadores de Portsmouth, a los que decapitó antes de perderse en la nada. La tercera bala pasó entre los huecos de los infantes para estrellarse contra un coracero de la Royal Guard, excelente cuidador de caballos de Wellington, que se movía con su unidad. La infantería prosiguió sin demora y en cierto orden su camino hacia el objetivo. No querían mirar atrás. Robert, Morgan y Sinclair miraban a su sargento, esperando compartir con él y todos sus compañeros un buen rancho al anochecer tras la victoria. Ya tendrían tiempo de recordar a los caídos. Napoleón volvió a dirigir sus bocas de fuego hacia el cuadro, dispuesto a hacer más historias como Wellington con André, René, Jacques o Francoise….
Jesús, tu relato me parece muy bueno. Duro, pero muy bueno. Bien organizado, bien pensado, bien ambientado para contar las atrocidades de las guerras que acaban con las personas de a pie, de la calle, que pueden ser cualquiera… Felicidades y saludos.
Gracias Jorge, son tantas historias las que generan las guerras, tantas vidas truncadas, tantas generaciones.
Ojalá que sólo las veamos en papel o como los niños las ven, sólo como un juego…
Me parece muy bn esa histotia