81. IDENTIDAD
Tras un despiste del autor, uno de los personajes se escapa por el hueco que dejan unos puntos suspensivos. Una curiosidad sobrevenida le conduce hasta los anaqueles de la desvencijada biblioteca. Sin criterio, guiado por el instinto de libertad, se introduce en el Lazarillo de Tormes. Desde la solapa del libro observa las malicias. Contrariado por la tropelías del muchacho abandona la historia. Entra, después de vagar sin rumbo por las estanterías, en el cuento de Hansel y Gretel. La bruja huele la carne fresca, se le acerca. Él corre despavorido. Se da de bruces con un hidalgo larguirucho, que le confunde con un caballero enemigo. Retrocede. De golpe, tropieza con la nariz descomunal de un muñeco de madera que le persigue por el borde de la repisa hasta que, exhausto, resuelve volver a los renglones áridos, las palabras ásperas y sin pulir, del borrador en el que ha nacido. Decide permanecer, dejarse llevar, que un bolígrafo diseñe sus vivencias y que la imaginación del pobre escritor le confeccione un traje a medida, esperar que él modele su carácter, le asigne un papel digno, a la altura de las circunstancias.
Un personaje emprende un viaje exploratorio por su cuenta. Aunque encuentra seres semejantes, hijos, como él, de la imaginación de los hombres, siente que debe regresar bajo la tutela de su creador para que acabe de diseñar su personalidad, para convertirse tal vez, como aquellos que acaba de conocer en diferentes obras, en un clásico inmortal.
Un relato sobre la relación íntima entre autor y personaje, antes de que éste adquiera vida propia y pertenezca a todos.
Un abrazo grande, Mei. Suerte
Tengo problemas para leerlo ya que el negro sobre el azul casi no se distingue.
¿Puede ser posible que el relato esté en blanco como el resto?
Gracias.