11. Imaginando (J. L. Chaparro)
Quizá no sea yo la más indicada para hablar de lo que debió sentir durante esos pocos segundos.
Imaginad.
Me dice que me deja y que al día siguiente se irá para siempre.
No podía conciliar el sueño y me busqué un entretenimiento.
Antes de amanecer, cogió su equipaje, subió al coche y se marchó. Había quedado con unos amigos en Punta Calva.
Seguid imaginando.
Se encuentra en la montaña, a más de 2000 metros, enfundado en su traje con alas, dispuesto a saltar.
Mientras, yo salgo a la calle a tirar al contenedor una bolsa con recortes de hilos viejos, los del traje, y el resto del hilo nuevo con el que, la noche anterior, me entretuve en hacerle una costura similar.
Es fácil imaginar y hasta sentir el vacío de un temerario que intenta planear con unas alas sobre un acantilado, al descubrir el sabotaje de las alas que deberían salvarle del abismo. Unos segundos de angustia y miedo y luego nada, tal vez el cambio del resentimiento de quien hizo el apaño hacia el arrepentimiento, o no.
Una historia muy bien planteada y estructurada, en la que en todo momento aparecen los temas propuestos para esta convocatoria, sin necesidad de nombrarlos.
Un saludo, José Luis. Suerte
Así es, Ángel. Tampoco es necesario hacer hincapié en lo que debió sentir el hombre volador. Basta con un poco de empatía. En cuanto al arrepentimiento, no lo creo: tira los recortes de los hilos antiguos y también el hilo nuevo para deshacerse de cualquier vestigio que pudiera convertirse en prueba.
Muchas gracias por tu lectura, un saludo y toda la suerte.