48. Imparable
La dependienta nos explicó que podría vivir hasta dos años cuando le regalamos el hámster al niño por su Primera Comunión. El chico ya se ha casado y divorciado y el dichoso ratón ahí sigue, dándole a la rueda, noche tras noche, con ese insufrible ruidito taladrándonos la cabeza. Pronto comulgará el nieto pero no para de repetirnos que él prefiere un aifon de esos.
No se puede fiar uno de nada, bi de la longevidad de los ratoncillos domésticos.
Original y sivertido.
Un abrazo y suerte, Raúl.
Muchas gracias, Ángel. Me parece a mí que el hamsterito les va a enterrar a todos.