48. Imparable
La dependienta nos explicó que podría vivir hasta dos años cuando le regalamos el hámster al niño por su Primera Comunión. El chico ya se ha casado y divorciado y el dichoso ratón ahí sigue, dándole a la rueda, noche tras noche, con ese insufrible ruidito taladrándonos la cabeza. Pronto comulgará el nieto pero no para de repetirnos que él prefiere un aifon de esos.
No se puede fiar uno de nada, bi de la longevidad de los ratoncillos domésticos.
Original y sivertido.
Un abrazo y suerte, Raúl.
Muchas gracias, Ángel. Me parece a mí que el hamsterito les va a enterrar a todos.
Jajajajaja, vaya tostón con el hámster, que además parece que el dueño se lo ha encalomado a los sufridores padres. Mucho mejor un aifon, dónde va a parar!
Un abrazo y suerte.
Y los sufridos abuelos parece que se lo quieren endosar al nieto pero el chico tiene muy claro lo que quiere por su Comunión.
Muchas gracias, Rosalía.
Si es que tenemos que extinguirnos. Somos caprichosos sin medida!
Divertido! Solo espero quite el dichoso hanster siga vivo.
Seguro que sí. Y durará más que el Iphone del nieto.
Muchas gracias, Rosa.
Qué bueno y que bien narrado.¿Un hámster mutado genéticamente? Al final, nos enterrará a todos. ¡Suerte!
Ahora nos pensaremos dos veces lo de regalar un hámster. Mejor un pez.
Muchas gracias, Sergio.
Jajaja, lo que está claro es que el hámster se queda en casa de los padres. ¡Eso les pasa por darle el capricho al niño! Te lo dice la que tiene un cobaya, que nos va a entregar a todos. Me he reído a gusto. Un abrazo fuerte y mucha suerte.
Espero que la cobaya al menos os deje dormir. Jeje
Muchas gracias, Aurora.