58. IN FRAGANTI
Le agradezco con otra sonrisa su mentira piadosa.
Pero se me queda congelada cuando veo que Manuel, mi marido, aparece por la izquierda.
Fernando se queda petrificado y al sentirse descubierto, le lanza una mirada asesina.
Entramos los tres en casa y me excuso diciendo que voy a preparar café.
Sin que ellos lo sepan, me quedo escuchando.
Manuel le dice: “¿A que vienen esas miradas?”, por favor, ¿dime que está pasando?.
Fernando responde: “¿Estás loco? Cuando te vayas con Virginia, avísame. Así podré cubrirte. Cuando has llegado le estaba diciendo a tu mujer que tenías una reunión. O sea que invéntate algo para no dejarme quedar mal. Esa pasión vergonzosa que sientes por tu alumna adolescente va a acabar mal.
Entonces, aparezco sin café y con una gran sonrisa…
Podríamos hablar de un trío de infieles, que disimulan para no ser descubiertos unos por otros, cuando todos, en realidad y sin excepción, tienen algo que ocultar. Los secretos salen a relucir y unos solapan a otros. La sonrisa final de la mujer es de alivio, al entender que su marido también tiene razones para no contar según qué cosas, con lo que sus devaneos también estarán a salvo.
Una historia de enredo con atracciones y pasiones cruzadas.
Un abrazo, Gloria. Suerte.
Muchas gracias, Ángel.Diseccionas tan bien los relatos que da la impresión que ves más allá de lo que hemos querido y creído escribir. Siempre tan atento y con palabras tan amables, querido amigo y colega.
¡La cantidad de cosas que se esconden en el mohín de una sonrisa! Tu relato es buena muestra, Gloria.
Mucha suerte, un abrazo.
Muchas gracias, Paloma. Sí, esa sonrisa esconde todo un mundo de sentimientos: ironía, rabia, saberse traicionada, desamor… Gracias por pasarte y comentar, Paloma. Mucha suerte para ti, también. Un fuerte abrazo.