06. IN MEMORIAM (Ángel Saiz Mora)
Infancia resumida en cuatro escenas. Otoños de camino al colegio, hojas secas crujientes bajo las suelas. Inviernos de vaho en la boca, que ni el calor humano de las clases hacinadas disipa. Primaveras de balón y patio, porterías hechas con jerséis amontonados. Veranos solitarios y madre que advierte, con un dedo índice cargado de severidad, de que no se le ocurra manchar las sábanas tendidas, mientras él, palo en mano e imaginación desbordante, ve en ellas las velas de un barco pirata.
Al niño que nunca salía, el de la casa lejos del pueblo, le llegaban cartas y postales de amigos y compañeros, portadoras de vaivenes de olas de playa, para él vedadas. Respondía enseguida con esmero y estilo, misivas largas, en las que se notaban las muchas lecturas con las que entretenía sus horas estivales, junto a una mujer viuda, agobiada de tanto lavar ropa ajena.
En una de las entrevistas de promoción cuenta que su nueva novela tiene tintes autobiográficos. Dice que el éxito se lo debe a una persona sin la que no sería como es ni habría llegado tan lejos. Ella ya no puede escucharlo. Él se emociona por los dos.
Hola, Ángel. Con esas cuatro estaciones, nos muestras toda una infancia, que aunque no todos la hayamos vivido así, podemos reconocerla en lo que nos contaron nuestros padres, en películas vistas, en libros leídos… Todo eso parece haber conformado la memoria y la valía de nuestro protagonista, que es capaz de agradecérselo a quien puede que ya no esté a su lado, pero sí que permanece en él. Y no exagero si digo que también me emociona su emoción. Suerte, Ángel. Un abrazo.
Los que hemos sido más jóvenes hace tiempo, hemos vivido las estaciones del año de otra manera, en una realidad mediatizada por la climatología y las clases del colegio o sus vacaciones, nunca por una tecnología que hoy nos absorbe e inunda para bien unas veces, para mal otras. El agradecimiento sincero es uno de los aspectos más nobles y valiosos del ser humano. Sacar de las carencias, virtudes, en lugar de lamentaciones, dice mucho de una persona y, pienso, que de este personaje.
Muchas gracias por tu lectura y tu comentario, Jesús
Un abrazo
Ángel enhorabuena por este micro con toques costumbristas. Infancias de otra época, aunque no tan lejana, en la que las estaciones condicionaban juegos, entretenimientos y la vida misma. La emoción contenida del relato se desborda, y por partida doble, al final. Me ha encantado.
Lo has dicho muy bien: «Infancias de otra época, aunque no tan lejana», o así quiero pensarlo, porque en buena parte esas vivencias fueron también mías, como las de muchos que ya vamos peinando canas, sin olvidar de donde venimos, a veces con cierta nostalgia que hay que admitir, en unos tiempos donde todo era más sencillo y, desde luego, diferente.
Me alegro de que te haya gustado, Dolores.
Muchas gracias y un abrazo
Ángel, me gusta la historia que nos presentas. Con ella nos trasmites un montón de situaciones que escribirían la vida de cualquiera de nosotros, muy especialmente la falta de esa persona a la que todos siempre echaremos de menos mientras vivamos.
Un abrazo muy fuerte.
Creemos y, posiblemente sea así, que cada uno somos dueños de nuestro destino, que llevamos las riendas de la propia vida; también es cierto que si somos capaces de actuar de una determinada manera y en un sentido concreto es porque, a menudo, alguien ha facilitado que así pueda ser y nunca deberíamos olvidarlo. Hay personas decisivas, capaces de engrasar nuestras ruedas, en lugar de ponerle, gentes imprescindibles y cercanas que generan un caldo de cultivo propicio para el desarrollo personal de los demás.
Muchas gracias, Ton. Otro abrazo fuerte para ti
Precioso relato, amigo Ángel.
La forma de narrar, escogiendo cada estación del año, me ha llenado de nostalgia de otros tiempos. La historia no puede ser más bella y el final, memorable.
Todo esto coronado con un título soberbio hace que el relato sea redondo.
Enhorabuena, genio.
un abrazo.
Pablo
Tú y yo y muchos como nosotros hemos vivido a caballo de dos siglos, en un mundo muy diferente al actual, tan frenético, en el que tratamos de no desentonar y adaptarnos.
Uno de las satisfacciones de escribir es que también se lee mucho, relatos tan fantásticos como los tuyos y comentarios como éste, que te agradezco de corazón. La amistad que puede surgir a partir de la afición por las letras es otro tesoro añadido y que da sentido a esta afición e inquietud compartida.
Mil gracias, Pablo
Ahí va otro abrazo
Hola, Ángel. Tienes una forma de narrar que me encandila, parece sencillo lo que haces, pero no lo es: resumir una infancia tan nítidamente en cuatro frases y con las palabras, los verbos, la adjetivación, el ritmo, la sonoridad… Me quedo corto si te digo que me encanta.
Un fuerte abrazo.
Estamos hechos de ambientes, relaciones y circunstancias, siendo la infancia el periodo decisivo, el cimiento primero sobre el que luego se sustentará todo. Resumir siempre es una tarea compleja que, de forma inevitable, deja aspectos importantes en el tintero. Sí es posible intentar esbozar las pinceladas maestras que llegan a condicionar el carácter de las personas. No sé si me he acercado a ello, lo que si sé es que agradezco infinito tu lectura y tus amables palabras.
Otro abrazo fuerte para ti
Emotivo,Ángel, ¡enhorabuena!
Si llega un poco al corazoncito ya me doy por satisfecho.
Muchas gracias, Dominique.
Un abrazo
Tierno hermoso y triste. Una vez más querido Ángel, nos lkegss al corazón. Enhorabuena. Un fuerte abrazo. Gloria
Hay personas que no tienen, a priori, muchos motivos para alegrías, pero su mérito consiste en cargarse a las espalda lo que le echan y no rendirse. Quizá obtengan una compensación a sus desvelos o no, pero la dignidad y la lucha ya es un premio en sí mismo.
Muchas gracias, Gloria.
Otro abrazo fuerte para ti
Precioso repaso a una infancia distinta de la de otros, con esa sacrificada figura materna a la que homenajeas valiéndote de tu protagonista.
En tu línea de maestría habitual.
Abrazo y suerte, Ángel.
Los sacrificios y la aparente severidad de la madre repercuten en el carácter del hijo, que sabe ser agradecido.
Muchas gracias, Rafa, maestro tú.
Un abrazo
Hola, Ángel. Un emotivo relato, en el que reflejas perfectamente lo que ha sido la vida de este escritor. Un alma solitaria que se empapa de buenos libros y luego da rienda suelta a su buen hacer literario. Entre la vida que ha llevado y toda esa información que se va sedimentando en su cabeza, el reflejo sobre el papel no se hace esperar. No se olvida de su entregada madre. Y eso le honra.
Muy bonito. Enhorabuena.
Besos.
Todo tiene un origen. Los buenos escritores vienen al mundo con un don; nacen, pues, pero también se hacen, y no hay mejor formación para ello que la lectura. Tampoco vienen mal las vivencias, de cuya falta adolece el protagonista, que se quedaba los veranos en casa, mientras sus amigos y compañeros disfrutan de la playa, pero no se puede tener todo. Su madre, como muchas, como tantas, merece un homenaje.
Me alegro de que te guste María José.
Muchas gracias y un abrazo
Un relato que lleva, por el camino del recuerdo del protagonista, a una infancia quizás no tan «viajada» pero sí más vivida y «re-vivida» a través de las letras y la emoción, que aquí es el motor del relato. Habrá sido severa la sombra de esa madre, pero estaba llena de amor.
Me re-gustó, ÁNGEL.
Cariños,
Mariángeles
Lo has expresado muy bien: una infancia poco viajada, pero sí vivida a través de las letras y la emoción, ha de marcar a la fuerza a una persona. La imaginación puede suplir cualquier cosa, es posible viajar a los mares del sur sin salir de unos pocos metros cuadrados, o ponerse en la piel de un asesino, aunque se sea una persona del todo pacífica. La severidad de la madre era comprensible y perdonable. Su hijo supo estar a al altura de su grandeza.
Agradezco mucho tu lectura, tu tiempo y tus palabras.
Un abrazo grande, Mariángeles
Nostálgico y precioso relato, donde la infancia transcurre entre el cariño de una madre y la grafía de libros y amistad, todo bajo el cobijo de la imaginación. Vivencias que estructuran el camino del futuro escritor. Un abrazo y feliz verano, Ángel.
Dicen que no hay mal que por bien no venga. Este niño, luego adulto, supo transformar esos veranos sin veraneo, de los que la mayoría, menos él, gozaban, en un tiempo provechoso, en el que supo disfrutar de otra forma, formando su mente, su espíritu y su personalidad para su vida posterior, sin duda exitosa. Saber ver oportunidades en las dificultades, en lugar de lamentarse, es algo fundamental.
Muchas gracias, Salvador
Un abrazo y buen verano
Sin leer los comentarios anteriores por si ya me han quitado la idea o por si hacen que la mía parezca disparatada, paso a decir solo una cosa: tu relato es magnífico, como suelen ser los tuyos, pero lo que más me ha gustado de este es que está tan logrado el personaje que me parece verte a ti en él. Autobiografía dentro de la autobiografía.
No puedo por menos que asombrarme de tu clarividencia y admitir que, efectivamente, algo de mí hay en ese personaje, en esos veranos descritos y en ese agradecimiento, solo algo, ya que en los detalles concretos no nos parecemos, porque no hay coincidencia de circunstancias. Sorprendido me has dejado, no obstante. De verdad que no esperaba un comentario como éste y voy a decirte, si me lo permites, que admiro tu intuición, un don natural que puede resultar muy útil, aunque tú ya debes saberlo de sobra, eso puedo intuirlo hasta yo.
Mil gracias, Edita, de verdad.
Te mando un abrazo de verano
Evocas unos tiempos que todos hemos vivido de alguna manera con imágenes sencillas y poderosas como el vaho en las clases de invierno, el sonido de las hojas de otoño…las claves del paso del tiempo en las estaciones y por fin, el verano donde el niño con pocos recursos viaja gracias a los libros que marcarán su vida. A su lado, siempre la madre en cuya memoria escribe.
Hermoso.
Una infancia que muchos hemos vivido. No sabemos cómo recordarán los niños actuales las suyas, inundadas de imágenes, estímulos y recursos, cuando sean adultos. Nosotros tuvimos mucho menos, era otra vida, más sencilla, pero creo que supimos apreciarla y aprovecharla. Antes, ahora y siempre los libros, que no falten.
Muchas gracias, Paloma
Un abrazo
Campeón!! Te has puesto nostálgico en este merecidísimo homenaje a esas madres que nos han cuidado, y en general, a las madres que dan ese apoyo invisible y constante…
Muchas gracias por el relato, Ángel!!! Es precioso!
Suerte y feliz verano!!!!
Saludos!! 😉
Como decía el lema aquel para el Día de la Madre, un poco comercial, pero muy cierto, lo dieron todo y no pidieron nada. No seríamos los mismos sin ellas. No sé si seríamos siquiera.
Muchas gracias, artista
Un abrazo y buen verano también para ti
Hola, Ángel.
El deambular de las estaciones, de la vida, del tiempo, de las ausencias… De la mayor de las ausencias, tal vez.
Es precioso. Vamos, que tengo la piel erizada.
Felicidades a todas las madres y A TI.
Un abrazo grandísimo.
Puede haber alguna excepción, pero la regla que se cumple casi siempre es que una madre es única y decisiva, con el ADN de serie para marcar, como nadie más es capaz de hacerlo, la existencia de cualquiera. El único fallo, nunca achacable a ellas, es que son perecederas e insustituibles.
mil gracias, Towi Me consta que, entre tus virtudes, está la de ser una mamá fantástica.
Otro abrazo gigante para ti
Yo también he pisado esos otoños crujientes. He respirado inviernos de vahos fríos, helados. Y también he visto esas porterías dibujadas por los jerséis de los jugadores… Me ha encantado revivir ese pasado tan, tan feliz.
Gracias por tu relato.
Por la historia sencilla que cuenta, por la sensibilidad, emoción, cariño que refleja.
Un abrazooo grande, de los de antes, de los de ahora, de los de siempre 🙂
Infancias sencillas, pero entrañables, cuando el mundo, en perpetuo cambio, era otro muy diferente del actual. Nosotros también hemos mutado, no queda más remedio que adaptarse a los tiempos, cada vez más variables, pero esos detalles forman parte de lo que somos y, como tantas cosas, creo que merecen un recuerdo y un pequeño homenaje, con más razón aún las personas que fueron importantes y decisivas.
Muchas gracias, Amparo
Otro abrazo intemporal para ti
Bonito relato Ángel en el que nos dejas llevar por toda una vida infantil y el homenaje que este hace a quién le encaminó. Me ha gustado mucho. Felicidades y suerte.
Besicos muchos.
La infancia, esa etapa especial e importante que siempre recordamos con nostalgia, con personas que nos ayudaron a despegar y que merecen, cuando menos, un pequeño homenaje.
Muchas gracias, Nani
Besos
Ángel, preciosa historia que comienza con las estaciones del paso de los años de la infancia. De la vida que le ha tocado vivir pero que gracias a ella tiene una novela que escribir y creo que hasta más de una. Pena que su madre no pueda estar para verlo.
Un abrazo
Ya dicen que no hay mal que por bien no venga. Su condición humilde, que hacía que pasara los veranos en soledad, sin salir, le sirvió para leer y fabular, algo vital en su vida.
Muchas gracias, Blanca.
Otro abrazo para ti
Ya no puedo añadir mucho más a lo ya dicho aquí por otros, pero quiero que sepas que me encanta este relato cargado de nostalgia y agradecimiento( la verdad es que siempre me gustan tus relatos, porque sabes mirar atrás y nos recuerdas que somos lo que somos por todo lo vivido y por las personas que nos han acompañado y han dejado un poso crucial en nuestras vidas. Un abrazo, Ángel.
Ando de vacaciones y viaje con escaso tiempo y poca wifi, pero en un ratillo de conexión he tenido ocasión de leer tu amable comentario, que te agradezco mucho. Pienso que nunca está de.más ser agradecido ni olvidar de donde venimos. Puede parecer nostalgia que paraliza, pero creo que en realidad ayuda a orientar presente y futuro.
Ya sabes que a mí me gustan mucho tus relatos, como ya he dicho alguna vez, llenos de sensibilidad.
Gracias de nuevo y un abrazo grande, María José.
¡Qué bella historia! Los escritores se forjan en la soledad y en la fantasía.
Me encanta ese personaje. Y ese homenaje póstumo a quien lo convirtió en lo que es.
Mucha suerte, Ángel!
Precioso retrato de la infancia de una generación humilde, de un niño solitario y soñador que se forjó en las lecturas de los largos veranos sin mar, de una madre que se esforzó por sacar a su hijo adelante, cuando los estudios garantizaban el ascenso social.
Valoro cuanto hay en tu relato de buena escritura, de emoción y de verdad, Ángel.
Felicidades y un gran abrazo.
Gran personaje, Ángel, con todos los ingredientes para enamorar, y una historia que emociona, contada de esa manera que tú bien sabes, honesta y sin artificios, incluso en sus pinceladas más poéticas, y rematada inmejorablemente. Qué bien has retratado aquella época, por otro lado, en la que más de uno nos habremos visto. Aunque es inevitable dejar algo propio en lo que escribimos, yo también había intuido, como Edita, que en tu protagonista había más de ti de lo acostumbrado.
Enhorabuena por este fenomenal relato. Espero que tenga toda la suerte que se merece.
Un fuerte abrazo, amigo.
Ángel, que´é personaje tan entrañable has construido y con qué maestría se desenvuelve en el relato. Suerte y saludos
Patricia, Carmen, Enrique y Calamanda, mil gracias por vuestra lectura y amables comentarios, junto con mil disculpas por no haber podido comentar mucho por mi parte este mes de agosto, siempre diferente. No viene mal cambiar de aires y actividad una temporadita. A partir de hoy intentaré ir incorporándome a lo habitual.
Gracias otra vez y un abrazo a todos