104. «In memoriam» (R. L. Expósito)
Cuando llega el buen tiempo, acomodo a mi madre en silla de ruedas bajo la buganvilla del patio. Mientras vegeta, voy haciendo la colada en un barreño con jabón Lagarto y agua del pozo, para que huela a limpieza de antaño, pues a veces logra que mamá despierte de su sopor.
Si me encuentra tendiendo la ropa se endereza en su asiento, ríe, se tapa los ojos y cuenta diez, así que me escondo tras una sábana cualquiera. Sé que ve mi sombra al trasluz, pero disimula hasta que finjo una risa nerviosa y entonces grita entusiasmada: «¡Te pillé!».
Luego desfallece y acudo volando, aterrizo a sus pies, le tomo una mano. Tiene el pulso débil, aunque estable, y juntos recobramos el aliento. Ella sin embargo frunce el ceño, desconoce. Su memoria pisa arenas movedizas y, antes de que se hunda en el olvido, señalo el tendedero. Y sonríe, intenta revolverme el pelo con ternura porque sigo siendo su angelito travieso… pero se agota, y con una carantoña bendigo su letargo. Después apoyo mi cabeza en su regazo: imagino que sueña enredada en su último recuerdo, igual que yo me aferro al primero de mi niñez.
Raúl, muy tierna y sentimental tu bella historia. Suerte y saludos