60. Inauguración (Blanca Oteiza)
Faltan pocas horas para que la puerta de la galería abra. Toda la vida soñando con el momento en el que mis obras puedan ser contempladas por distintos ojos expertos y también curiosos. Me paseo entre los cuadros coloridos comprobando que todo esté en su sitio. Los aperitivos del cóctel de bienvenida preparados y los folletos donde describen cada pintura y una breve biografía mía, ordenados en la mesita de la entrada.
Camino a casa, no dejo de imaginarme el momento en el que tenga que saludar y dirigir unas palabras a la audiencia que asista esta tarde a la sala de exposiciones. Los nervios me acechan cuando pienso que podría ser un fracaso: no asistir el público, que tartamudee en el discurso inaugural o que los canapés se enfríen antes de tiempo. Y lo peor sería que mi colección pasara sin color, como la bruma en esos días grises de invierno.
Para que algo salga bien primero hay que imaginarlo,; después, prepararlo convenientemente. Habrá ratos en los que la ilusión de un posible éxito lo colme todo, pero tu protagonista, como persona sensata que parece, también sabe que, objetivamente, puede haber errores y circunstancias que le amarguen la fiesta.
Un relato muy humano con el que es fácil identificarse. Artistas o no, todos hemos vivido jornadas parecias de un acto que queremos que salga bien, pero cuyo resultado tampoco podemos garantizar.
Un abrazo y suerte, Blanca
Muchas gracias Ángel por tus palabras. Como dices, la mayoría de nosotros pasamos por momentos similares a lo largo de nuestras vidas.
Un abrazo
Contraste entre los preparativos y la ilusión de algo tan trabajado y esperado durante tanto tiempo y el miedo al fracaso. Un cuadro realista, sin duda.
Muchas gracias Edita por tu comentario.
Un abrazo
Hola Blanca:
Pasas del voorpret a todo lo contrario. Sensaciones muy de artistas, desde luego. Convivir con los extremos emocionales es complicado.
Enhorabuena, un relato que te lleva a empatizar mucho con la protagonista
Muchas gracias Alberto.
Me alegra que empatices con la protagonista del relato.
Un abrazo
Efectivamente todos acabamos teniendo miedo escénico en algún momento de nuestra vida.
Depender de la aprobación de los otros nos encadena y nos hace mas vulnerables.
Obligados a vivir en sociedad es difícil escapar a todo esto.
Un ejemplo claro está en este blog.
Aunque pienso que por otro lado nos sirve para vernos reflejados en otros, para que nuestro yo
pueda guiarse y sobreponerse a sí mismo.
Bueno, tu relato da para muchas reflexiones, y por eso me parece muy acertado.
Muchas gracias Rosa por tu comentario. Me alegro que te guste y te parezca acertado el relato.
Un abrazo
Ante un momento tan trascendental como el que se dispone a vivir tu protagonista es normal que nos ilusionemos. Pero también podemos sufrir esa ansiedad, ese pre-ocuparse por todo lo que está en juego.
Yo le deseo grandes éxitos, artísticos y personales.
Un abrazo y suerte.
Muchas gracias Rosalía por tus palabras.
Son momentos en los que los nervios conviven con la alegría y felicidad de conseguir cumplir un sueño.
Un saludo