31. Inconfundibles
Inconfundible ese trasero respingón que pugna por levantarse incluso bajo el disfraz de caperucita. Imposible no reconocer las orejas carnosas y rosadas, aunque estén disimuladas bajo el casco de gladiador romano ¿De verdad piensa que el disfraz de Robespierre oculta su movimiento algo espasmódico al andar? Vine a la fiesta de disfraces pensando que lo pasaría en grande, al olvidar quien es quien bajo el disfraz….pero, ¿cómo no reconocernos?
La elección del disfraz es fundamental porque tenemos rasgos inconfundibles que nada puede ocultar… Así, iconoclasta y pragmático es tu relato, Reyes.
Un saludo
Si, eso quería transmitir, que somos tanto lo que somos, que ni con disfraz…
gracias por tu comentario
Gracias Ana!
A veces ni con disfraz pasamos desapercibidos para quien bien nos conoce.
Asi es. No dejaremos de ser lo que somos…
El planteamiento es original. ¡Aunque la mona se vista de seda! Somos lo que somos aunque nos disfracemos de otra cosa. Saludos
Gracias por tu comentario David. Si, si queremos cambiar de verdad con un disfraz no basta
A veces un disfraz mal escogido (o bien) nos hace parecernos aún más a nosotros mismos. Muy original Reyes. Un saludo.
Gracias Concha, quería poner un poco el contrapunto a la idea que asociammos a los disfraces de ocultar quienes somos
Hola, Reyes.
Y es que el hábito no hace al monje y siempre, por mucho que nos disfracemos, somos lo que somos con nuestros culos respingones o caídos.
Me ha gustado mucho.
Unos besos.
gracias Towanda!
Que razón tienes Reyes, cuando voy de Goliath, de Obelix, de Nerón o de Taurus, me han reconocido siempre. Y es que cuando me visto de seda, mono me quedo. Ja ja ja.
Un saludo
Bueno, es cuestión de seguir intentándolo, quizá en el próximo burlas mi relato y nadie te reconoce…
gracias por tu comentario
Reyes, divertido y reflexivo al mismo tiempo.
Al leerte casi imagina uno al ser que se disfraza con pereza sabiendo que siempre será él mismo, nosotros mismos.
Me gusta.
Abrazos y suerte
Gracias Manuel, me alegra haberte transmitido lo que pretendía…eso, que somos lo que somos, que un disfraz no lima nuestras asperezas ni endulza nuestras sonrisas, ni cambia lo más profundo. Esa pereza que le añades a la sensación de somos lo que somos le añade algo más a mi relato