79. Insomnio
Al oír la llamada, el sudor se acumulaba en la parte inferior de mi espalda. Nunca hay buenas noticias si el teléfono suena de madrugada. En mi cabeza se repetía en bucle el día que vi el asesinato. No me importaba cómo habías escapado, pero sí cuándo vendrías. Sin esperar a que amaneciera, cogí un taxi y me subí en el primer avión al extranjero. Lejos de Sicilia, sin móvil ni identidad, gasté todos mis ahorros en el mejor cirujano plástico.
Aunque ya han pasado veinte años, uno no sabe lo paciente que puede llegar a ser la venganza. Tras el cristal, siento tu presencia en la oscuridad de los alrededores. La lluvia parece querer devorarlo todo, cuando un relámpago hace que casi me estalle el corazón al verme reflejado. Con el dedo en el gatillo desde el apartamento de protección de testigos, sigo despierto esperando que llames a la puerta.
Dicen que la mafia ni olvida ni perdona. Estar amenazado por ella, por mucha cobertura de seguridad que se tenga, tiene que producir gran angustia permanente, mucho más antes de un juicio comprometedor.
Un relato que muestra que vivir con miedo es posible, pero tal vez no es vida.
Un abrazo y suerte, Francisco Javier
Mucha gracias Ángel por tus geniales comentarios
Un fuerte abrazo
Tenía claro a lo que se enfrentaba,de ahí el miedo, la ansiedad y » el dedo en el gatillo «…
Genial, Javier
Abrazos
Muchas gracias Aurora, ese miedo del momento de la llamada hace que se convierta en una ansiedad que le acompañará el resto de su vida. Me alegro mucho que te haya gustado.
Un fuerte abrazo
Hola tocayo,
Sabemos el miedo que siente el testigo del crimen y también imaginamos el que sentirá el asesino cuando lo último que escuche en su vida sea el arma que le apunta al abrir la puerta, sin tiempo a reaccionar. Y ese miedo es delicioso, sublime. A veces las segundas lecturas son todavía mejores.
Abrazos y mucha suerte
Muchas gracias tocayo, me alegro mucho que lo hayas disfrutado
Un fuerte abrazo
«Tras el cristal, siento tu presencia en la oscuridad de los alrededores. La lluvia parece querer devorarlo todo, cuando un relámpago hace que casi me estalle el corazón al verme reflejado. Con el dedo en el gatillo desde el apartamento de protección de testigos, sigo despierto esperando que llames a la puerta», me encanta. Suerte!
Besosss
Muchas gracias Nuria!!!
Me alegro que te haya gustado
Un fuerte abrazo