93. Intruso
Genaro había nacido payaso, con su traje de payaso, pero era un payaso defectuoso, sin sonrisa, inservible. No tenía espacio en aquella comunidad. Necesitaban un payaso, por supuesto, pero un payaso con pedigrí, que no enturbiara la pureza de la logia. Aquella mañana de frío invierno, poco antes del sínodo, acordaron disimular, disimular mucho y rezar a Dios para que no notara el regusto amargo del café.
Uuuui, no pintas muy felices para el payaso descatalogado…
Pintan, quería escribir. Perdón.
Tampoco le importaba mucho.
Luis, vaya situación que te has sacado. Original. Suerte y saludos