30. IRONÍAS DE LA VIDA (A. BARCELÓ)
Le pregunté a una amiga suya cómo podría hacer para que se fijara en mí. Me comentó que a ella solo le gustaban los hombres que poseían la rara habilidad de hacerle reír. Me apunté a un taller de Clown y me convertí en payaso. Ella resultó padecer coulrofobia. No conseguí su amor, pero encontré mi verdadera vocación y me enamoré para siempre de ella. Desde entonces, me dedico al arte de buscar sonrisas.
Hola, Ángel (Barceló), amigo.
Texto escueto el tuyo, pero más que suficiente para contarnos la historia que quieres, la que tenías en mente. La de un hombre prendado de una mujer. Un hombre dispuesto a sacrificarse por obtener su amor, llegando a convertirse en un payaso, nada fácil, por cierto. Pero resulta que su amada padece ese temor irracional o fobia a los mimos y a los payasos. No hay mal que por bien no venga (si se tienen los ojos del alma bien abiertos para contemplarlo así). Y el hombre va y perpetúa ese amor, ya platónico, y se dedica, ahí es nada, precioso, al arte de buscar sonrisas; las sonrisas que son las risas con sutilidad, las risas contenidas, embridadas, mucho más significativas. El «arte de buscar sonrisas», qué final tan atómico. Y qué bien respetas los cánones del micro, introducción, núcleo y cambio con el desenlace. Me gusta mucho tu propuesta; es, por otra parte que suma, demás, muy original. Un abrazo muy grande.
Martín, mi respuesta a tu generoso comentario salió algo más abajo, no quisiera que te quedaras sin leerla, perdona, solo tienes que avanzar un poco.
No conocía esa fobia, Barceló, pero me alegro de que tu protagonista haya encontrado su camino. Hacer reír no está al alcance de cualquiera -es necesario ser un artista- y es, sin duda, uno de los más nobles y bellos oficios.
Buena propuesta. Un saludo.
Hola Manoli. Sin duda es mucho más fácil hacer llorar que hacer reír, por eso quien intenta incrementar la felicidad de sus semejantes tiene todo mi respeto. Tú acabas de incrementar la mía gracias a tu generoso comentario. Un cariñoso abrazo con toda mi gratitud.
Querido Martín. Un millón de gracias por pasar a comentar mi propuesta para el tema de los artistas. Este modesto relato de pequeñas dimensiones gana tamaño gracias a tus palabras.
Desde que descubrí mi gusto por los cuentos o relatos cortos, siempre he sentido una especial fascinación por los muy breves. Alguna vez, me gustaría encontrar la inspiración para escribir uno de esos que cautivan en una sola frase.
Algo en lo que no me gustaría escatimar es en mostrarte el cariño y la admiración que, sin conocerte en persona, te tengo. Un afectuoso abrazo.
Yo no soy mucho de refranes, porque te encuentras con normalidad uno adaptado a una determinada circunstancia y, sin problema, uno que indica lo contrario. Pero aquí lo de que no hay mal que por bien no venga le viene que ni pintado. Bueno, veo que es lo que también te dice Eduardo más arriba (y con mayor dominio de la prosa que yo,todo hay que decirlo). Pues nada, que me ha gustado. Enhorabuena, Ángel. Suerte y un saludo.
Hola Jesús. Curioso lo de los refranes, me pasa a menudo, buscas uno y no lo encuentras, surge la situación y sale solo. En este caso, Eduardo y tú habéis dado con uno que resume perfectamente la historia que relato. Aprovechando los refranes: «es de bien nacido ser agradecido». Agradezco mucho tu comentario. Un abrazo.
Anda pues yo ya me voy a acostar con una sonrisa bien grande después de leer tu micro. Esa mujer aún no sabe lo que se perdió. Buenas noches y feliz descanso Barceló.
Muchas gracias Mercedes, creo que no podría obtener mayor recompensa para esta pequeña obra que haber logrado tu sonrisa. Un cariñoso abrazo.
Pues ¿sabes qué te digo? Que ella se lo pierde. Pero el ganador absoluto es él, que acierta a encontrar aquello que lo apasiona, tarea no fácil. Ya habrá otras que encuentren en su arte algo más que una sonrisa. Me ha gustado mucho tu micro. Un saludo, Ángel.
Macarena, muchas gracias por tu amable comentario. Tú sí que acabas de hacerme ganador absoluto diciéndome que te ha gustado mi relato. Un cariñoso y agradecido abrazo.
Hola, Ángel
Perdona el retraso en dejarte unas líneas; no me había dado cuenta de que tu relato ya resplandecía aquí… ¡Y de qué manera!.
Pequeño-Gran-Relato el tuyo. Me lo transcribo en un papelito para tenerlo cerca, muy cerca… y asomarme a él siempre que precise una sonrisa.
Un afectuoso abrazo y suerte.
Hola, Nuria. No hay nada que perdonar, solo hay cosas que agradecer. Lo primero que leas mi relato, lo segundo que te tomes al molestia de comentarlo y, sobre todo, que seas tan generosa en tu valoración. De verdad te digo que creo que no lo merezco.
Aprovecho para pedirte disculpas yo por escribir mal mi comentario en tu relato, no sé cómo lo he hecho, pero en lugar de añadir un comentario nuevo me ha salido una réplica por ahí en medio. A veces, soy un poco torpe. Retiro mis agradecimientos, un abrazo.
No retiro, reitero mis agradecimientos. ¿No te dije que era torpe?
Hola, Ángel
Ha sido un placer leer y comentar tu relato (insisto en decirte que lo juzgo GRANDE).
Ya he localizado tu comentario. Estaba intercalado entre el de Jesús y el de Eduardo. Desconozco la razón por la que «ha aparecido» allí … pero me gusta (entre otras personas de ENTC, tengo debilidad por los tres).
¡Y no digas que eres torpe!… Tendrías que ver la de torpezas que cometo yo, que cometemos todos.
Un abrazo
Delicioso tu relato, y original el escoger a ese artista a veces olvidado. Como menospreciamos esa habilidad, la de hacer payasadas, y cuánto contribuye a que todo no se desmorone. Me encanta tu propuesta y la personalidad soñadora del protagonista. Simplemente, ¡genial!
Hola Alberto, hay muchas clases de arte y muchísimos artistas, la mayoría poco conocidos y nada reconocidos. Quería homenajear a esos maravillosos profesionales cuya obra es dibujar sonrisas, porque conforme están los tiempos, necesitamos de su arte más que nunca.
Gracias por tus palabras, me animan enormemente a seguir escribiendo. Un fuerte abrazo.
Vaya manera de encontrar la propia vocación, y aprender sobre fobias y palabras raras… Que no se preocupe el sonriente enamorado que a la vuelta de cualquier esquina lo espera la payasa de su vida, de eso no me caben dudas… 😉
Una ternura tu cuento, BARCELÓ.
Cariños,
Mariángeles
Mariángeles. Agradezco muchos tu lectura de mi relato. Aprender cosas es lo mejor del mundo, no hay que dejar de aprender nunca. Yo aprendo muchísimas cosas en este rincón maravilloso que es «Esta noche te cuento», entre otras a apreciar el arte de todos los que aquí comparten sus letras.
Un afectuoso saludo.
PS: perdonad el retraso en la contestación, pero estos meses no ando muy sobrado de tiempo, me gustaría comentar pronto, leer todo lo que por aquí se escribe y dejar cuantos comentarios pudiera, pero tengo que conformarme con ratitos fugaces e intermitentes.
Barceló, que buena historia y como la cuentas. Bello final. Suerte y saludos
Hola Calamanda. Me sube mucho la autoestima cuando leo críticas tan favorables como la tuya. Gracias de corazón, Un abrazo grande.
PS: Mis disculpas por no poder responder antes.
🙂 Pues por mi parte tu, tu relato, su protagonista, me han hecho reir.
Bravo!
Y eso que a mí, a veces, también me dan un poco de miedo los payasos de cara pintada.
Hola Isabel. La verdad es que algunos payasos sí dan miedo. La literatura de terror, la industria cinematográfica y la televisión han contribuido mucho a ello, pero a mí que soy cuarentón, se me quedaron grabados los payasos de la tele y esos sólo me producen cariño, risas y mucha nostalgia.
Muchas gracias por tu comentario. Un cariñoso saludo.
Buscaba el amor y encontró la pasión por la sonrisa. El arte de hacer reír es efímero en el tiempo pero eterno en el ánimo. Muy buen relato, Ángel. Abrazos y suerte.
Hola Salvador.¡Qué bonito comentario el tuyo! Me ha encantado esa reflexión sobre lo efímero y lo eterno de la risa. Muchas gracias y recibe un fuerte abrazo.